cada paso en el camino

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Luis sabía que la hora que había estado Aitana encerrada en esa habitación había estado incómoda, con la ansiedad subiendo por su cuerpo y con la necesidad de salir de allí corriendo como si un león la persiguiera.

Lo comprobó en cuanto vio su cara y su mirada perdida. Y empezaba a sospechar que no iba a querer ir a ningún lado, solo a su casa a encerrarse en su habitación y llorar hasta quedarse dormida.

Iban a salir pero Martín llamó a Luis para hablar con él. Mientras, Aitana se sentó en el sillón deseando que fuera rápido y así pudiera salir de allí antes.

El gallego se acercó a su amigo, que seguía apuntando varias cosas importantes en la libreta.

- Dime ¿cómo ha ido?

- Pues mira, no ha ido nada mal.

Luis se sorprendió. Pensaba que al ser el primer día y al ver la cara de Aitana Martín le iba a decir todo lo contrario.

- ¿De verdad?

- sí. Bueno, me hubiera gustado que me hubiera contado más cosas, pero ha sido abrirse un minuto y un poco más y se queda sin aire. Pero la verdad es que no esperaba que contara nada así que, mejor de lo que pensaba. Me ha contado un poco acerca de sus pesadillas, que lleva mucho tiempo sin poder dormir sola

El gallego suspiró asintiendo. Han sido más de una vez las que la catalana le pidió que se quedara a dormir con ella.

- voy a darte un consejo. Sácale de casa. Que le dé el aire, le va a venir bien. Llevala a un sitio apartado pero es necesario que tome un poco de aire. Si no, el trauma nunca va a superarse. Y que coma. Me ha dicho que no está comiendo mucho.

- lo sé. Lo intento, y hay días en los que come bien pero hay otros en los que solo se come un yogurt y porque la obligamos

- No le forzeis. Que lo haga poco a poco pero sin que tenga que sentirse obligada. Mantente cerca de ella. Ahora mismo eres su máximo apoyo.

Eso Luis lo sabía. No había día en el que su chica no lo llamara para que la visite y le haga compañía. Su presencia le ayudaba mucho, y a él también le ayudaba estar cerca suya.

Después de esa pequeña charla, el gallego volvió a donde estaba sentada Aitana, y esta en cuanto lo vio se levantó como si hubiera un muelle en el sillón.

- ¿De que estabais hablando?

- Nada, cosas del precio y eso

Luis le sonrió. Le parecía que lo que menos quería escuchar la catalana ahora es que han estado hablando de ella y de sus problemas.

Aitana decidió creerle. Tampoco quería saber de lo que habían hablado.

Cuando estaban a punto de salir del edificio, Laura, la chica que les atendió el primer día y que siempre estaba ahí dando la información que los pacientes necesitaban, les alertó de lo que se encontraba tras la puerta.

- no se como se han enterado, pero hay una horda de periodistas fuera del edificio. Me parece que teníais que saberlo

No se sabe si se puso más nervioso Luis o Aitana. Había una puerta trasera, pero primero debía coger el coche y llevarlo allí para que Aitana pudiera montarse sin tener que pasar por esa horda.

- vale. Voy a por el coche y salimos por detrás. Quédate aquí un momento ¿de acuerdo?

El gallego iba a salir pero los brazos de Aitana lo detuvieron. La catalana se negaba completamente a esa idea.

- No me dejes sola por favor

Había estado sola con un desconocido durante una hora entera, hablando de temas de los que no le gusta hablar. Lo único que quería en ese momento es estar junto a Luis.

- pero hay mucha gente allí y cuando te vean se van a abalanzar sobre tí

- me da igual. No te separes de mí. No van a ser más de 10 segundos. Por favor.

Luis suspiró ante la pedida de Aitana. Obviamente no le podía decir que no. Así que le puso el gorro de la sudadera y después de que la catalana se agarrara fuerte a él, salieron del edificio con un ritmo rápido hacia el coche.

Tal y como Luis sabía, cuando los periodistas los vieron se abalanzaron sobre ellos y los acribillaron a preguntas a las que no estaban dispuestos a contestar

- Aitana ¿Como te encuentras? ¿Estás preparada para volver a los escenarios?

- últimamente se os está viendo juntos en todos lados ¿Vais a retomar la relación o es solo amistad?

- Luis, ahora mismo eres su máximo apoyo. ¿Cómo te sientes al pasar tanto tiempo con ella? ¿Has vuelto a sentir cosas por ella?

Pudieron llegar al coche con dificultad y tras dejar a Aitana en el asiento del copiloto y cerrar la puerta para que la dejaran en paz, Luis dio la vuelta al coche y se montó, encendiendo rápidamente el motor y saliendo de allí con la máxima velocidad posible.

Mientras Luis conducía lejos de la multitud de periodistas, Aitana comenzó a sentir que la ansiedad se apoderaba de ella. Su respiración se volvió irregular, y su corazón latía con fuerza. Trató de controlar sus emociones, pero era demasiado abrumador.

Luis notó rápidamente el estado de la catalana, así que cogió un poco más de velocidad para llegar cuanto antes al sitio donde quería ir, apartado de la gente y tranquilo.

Cuando llegó al sitio, detuvo el coche y salió de él mientras Aitana seguía luchando para controlar su respiración.
El gallego abrió la puerta del copiloto, se acercó a ella y agarró sus manos suavemente.

- Tranquila, Aitana. Estoy aquí contigo. Solo enfócate en tu respiración, ¿de acuerdo?

Aitana siguió las indicaciones de Luis, intentando controlar su respiración y calmarse poco a poco.

Después de un tiempo, su ansiedad comenzó a disminuir, y pudo mirar a Luis con gratitud en sus ojos, a lo que Luis sonrió con cariño

- Bien hecho enana. Ya ha pasado ¿Vale?.Estoy aquí, siempre. para apoyarte en cada paso del camino

Luis le sonrió y le besó sabiendo que Aitana estaba deseando que lo hiciera. Minutos después cuando estaba más tranquila salió del coche junto al gallego y se sentó en el césped dispuesta a disfrutar del desayuno que su novio le había preparado con tanto amor y cariño

Aitana disfrutó del desayuno junto a Luis, sintiéndose afortunada de tenerlo a su lado como su mayor apoyo.

Mientras compartían la comida, charlaban sobre cosas más ligeras, tratando de dejar atrás la intensidad de la situación anterior.

A medida que hablaban, la catalana comenzó a relajarse aún más en la compañía de Luis. Sabía que tenía a alguien en quien podía confiar en estos momentos difíciles, y eso significaba mucho para ella

El lugar apartado y tranquilo era exactamente lo que Aitana necesitaba en ese momento, y agradecía a Luis por entenderla tan bien.

La pareja pasó el resto de la mañana disfrutando de la compañía del otro, reconectando y fortaleciendo su relación. Luis sabía que el camino hacia la recuperación de Aitana no sería fácil, pero estaba decidido a estar a su lado en cada paso del camino.

/Aquí otro capítulo. Espero que os guste✨❤️//

por tí estaré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora