pesadillas

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Estaba sentada en ese sofá marrón, con su cuerpo temblando, sus piernas moviéndose a un ritmo acelerado y el anillo de su mano pasando de un dedo a otro.

Por su mente no pasaba otra cosa que la idea de salir de ahí por patas, aunque no fuera lo correcto y fuera de cobardes.
No se atreve a estar sola en una sala con alguien que conoce de apenas minutos. No estaba preparada.

Pero se lo prometió a tanta gente, que no podría perdonarse nunca el decepcionarlos de esa manera.

Llevaba casi 5 minutos esperando a que Martín terminara de hablar con Luis, quién se había ofrecido a llevarla, prometiéndole llevarla a desayunar después a un sitio apartado, pero al aire libre. Sabía que le vendría bien

Tenía la vista posada en la ventana. Veía a la gente entrar al edificio desde arriba. Gente de todas las edades, desde niños de 12 años hasta adultos que podrían rondar perfectamente los 50.

Su vista se dirigió a la puerta justo cuando escuchó pasos y vio entrar a Martín con una libreta en la mano y cerrando la puerta para tener un poco de intimidad.

Después de saludarse cordialmente, Martín se sentó en la silla acercándose un poco a Aitana y notó la ansiedad de la catalana rápidamente

- Buenos días Aitana

- Buenos días

Martín cogió su libreta dispuesto a empezar la consulta para hacerle un favor a Aitana. Cuánto antes empiece antes acaba.

- ¿que tal el día de ayer?

- Bien

Sabía que iba a ser complicado hacer que cogiera confianza, pero si no le contaba los detalles no podría ayudarla

- ¿me quieres contar que hiciste?

- No hice nada interesante

- Da igual. Cuéntame que hiciste, aunque no sea relevante

Claro que había cosas relevantes, pero eran cosas que no quería recordar. Cómo la mala noche que había pasado por sus pesadillas, o el ataque de ansiedad que le dio por la mañana al pensar que estaba sola en su casa.

- ¿Prefieres que te vaya haciendo preguntas y tú las contestas?
No tenía otra opción, todas les parecía igual de mala idea, pero era lo necesario, así que asintió esperando a que Martín empezara con las preguntas

- ¿has comido?

- No mucho

- ¿Y eso?

- No tengo mucho apetito

Martín apuntó eso último en el cuaderno. Era un dato importante para avanzar en el problema que tenía su paciente

- ¿saliste ayer?

- Llevo bastante sin salir

- ¿por qué?

- Supongo que no estoy preparada para ver a tanta gente. Solo el hecho de pensarlo me agobia.

- creo que te puede ayudar mucho que te dé el aire. No necesariamente tienes que ir a un sitio lleno de gente. Entiendo que siendo tú tengas miedo de que te paren por cada paso que des.

Siguió apuntando cosas mientras la catalana temía por la siguiente pregunta que le hiciera. Cada vez eran más complicadas de contestar y aún faltaba lo peor.

- ¿y las noches? ¿cómo las estás pasando?

Descubrió la respuesta en el momento en que suspiró y volvió a mover sus piernas sin poder parar de hacerlo.

por tí estaré Donde viven las historias. Descúbrelo ahora