Se levantó de la cama en cuanto el despertador sonó. Los lunes siempre se le hacían cuesta arriba, por eso evitaba quedarse remoloneando. Se duchó, se vistió y desayunó bajo la atenta mirada de Holly, que también comía.
Tenía ganas de ir a trabajar, pero después de lo que había hecho la noche anterior con sus amigos, le daba vergüenza mirar a Jimin a los ojos. No podía seguir comportándose como un adolescente, si pasaba ya de los treinta.
Salió de casa y se dirigió a la estación, sabía que lo más probable era que se encontrase al castaño por el camino, pero no fue así.
- Qué raro... - pensó Yoongi, dejándose caer en uno de los asientos, mientras miraba a su alrededor. No había ni rastro de él.
El tren partió hacia su destino y el pelinegro se encogió de hombros, quizás Jimin iba en el siguiente.
Cuando bajó del tren, un rato después, se recolocó su jersey y se dirigió hacia el instituto. A pesar de todo, estaba ansioso por empezar a preparar los talleres y esperaba que la Junta Directiva le diera su aprobación.
Caminó por los pasillos esquivando a somnolientos muchachos que se dirigían a sus clases como zombies que llevan mucho tiempo sin alimentarse. Y no pudo evitar reírse al recordar que él, en su juventud, se comportaba exactamente igual. Siempre con esa poca energía hasta que daban, por lo menos, las diez de la mañana.
- Buenos días, hyung. - Yoongi dio un respingo al girar la cabeza y encontrarse a Jimin en la puerta de la sala de profesores.
- Ho... Hola, buenos días. - le respondió, como si no acabara de pegarse el susto de su vida.
- No te he visto en el tren, ¿acabas de llegar? - el pelinegro asintió con la cabeza, su corazón aún latía a mil por hora.
- ¿Llevas mucho tiempo aquí? - Jimin negó con la cabeza.
- He llegado hace menos de diez minutos. - le respondió. - Debo haber cogido el tren de antes.
- Sí, eso parece. - el castaño sonrió y se apartó de la puerta.
- ¿Vas a entrar? - Yoongi volvió a asentir y cruzó el umbral. - Oye... - lo llamó Jimin.
- ¿Sí?
- Podríamos quedar a una hora fija y así venir juntos todas las mañanas en vez de esperar coincidir, ¿no? - el pelinegro tragó saliva.
- Me gustaría mucho. - el profesor de educación física sonrió de nuevo y cerró la puerta, dejando dentro a Yoongi a solas con sus pensamientos.
- ¿Me gustaría mucho? ¿Qué cojones te pasa Min Yoongi? - se preguntó a sí mismo con rabia. - Eres demasiado mayor para comportarte así.
•••
A pesar de sus quejas, a Yoongi le gustaba pasar tiempo con Namjoon. El moreno era, probablemente, la persona más interesante que conocía, a pesar de que a veces le encantaba tener conversaciones absurdas.
- ¿Qué hiciste el viernes cuando te fuiste? - el pelinegro arqueó la ceja izquierda y miró a su amigo.
- Me fui a casa... - Namjoon asintió, notablemente decepcionado. - Con Jimin.
- ¡¿Qué?! - gritó el profesor de historia, haciéndolo reír a carcajadas.
- No es lo que piensas, nos quedamos charlando, sin más. - el moreno asintió de nuevo con una sonrisa pícara.
- ¿Me vas a decir que no te gusta? Te conozco, hyung. - el pelinegro apoyó la cabeza en el respaldo de su silla y suspiró.
- No te voy a negar que pasaría una noche divertida con él. - le reconoció sin vergüenza.
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Agridulce (Parte I) [YOONMIN]
FanfictionMin Yoongi no necesita amor. Él es feliz con su trabajo, sus amigos, su perro Holly y su copa de whisky. Pero, muy a su pesar, la vida tiene otros planes para él. "Se quedó absorto viéndolo bailar. Se movía con una soltura impresionante, deslizando...