- Estás muy callado hoy. - le dijo Jimin, sentado a su lado en el vagón del tren. Iban juntos de camino al Instituto.
- Estoy preocupado por todo lo de mi madre y el trabajo...
- ¿Has tomado ya la decisión? - Yoongi asintió con la cabeza.
- Llevo los papeles para solicitar la excedencia. Sé que el proceso no será corto y que mis padres necesitarán ayuda, no me sirve con los días que me pueda dar la empresa, ni con las vacaciones que me quedan. - Jimin tragó saliva y acarició su muslo.
- Lo entiendo, hyung. Seguro que no hay problema. - el pelinegro se encogió de hombros, dubitativo.
- No lo sé, después de todo lo que pasó con la Junta Directiva...
- Pero lo solucionaste, ¿no? - Yoongi volvió a asentir.
- Entonces no tendría porque haber problemas, además sabes que Bora dará la cara por ti pase lo que pase.
Bora, esa era otra. Aún la pelinegra no sabía nada y Yoongi no sabía como contárselo. Ni a ella ni a Namjoon.
Había compartido cada día de los últimos tres años con ellos y le resultaba difícil tener que irse, aún más por el motivo por el que lo hacía.
Pero le tocó armarse de valor, no le quedaba otra, y cuando coincidió con ellos en el almuerzo, aprovechó para explicarle lo que estaba pasando.
Como era de esperar, ambos se lanzaron a sus brazos para consolarle. Yoongi no era una persona amante del contacto físico, pero disfrutaba de las muestras de cariño de la gente a la que quería.
Jimin los observaba, sentado en una de las sillas alrededor de la mesa, en silencio y con los ojos llorosos.
- ¿Cuándo te vas? - le preguntó Bora, secándose las lágrimas y volviendo a sentarse a su lado.
- Te iba a entregar la documentación hoy mismo... ¿Crees que me la aceptarán para esta semana? Es bastante urgente. - la peliengra asintió con la cabeza.
- Me encargaré de que lo hagan, no te preocupes.
- Espero que todo salga genial, que tu madre se recupere y que vuelvas con nosotros cuanto antes. - le dijo Namjoon, que intentaba disimular sus lágrimas. Yoongi sonrió y golpeó su brazo.
- Voy a echar de menos que me molestes absolutamente todos los días. - Namjoon soltó una carcajada.
- ¿Te crees que voy a dejar de hacerlo cuando existen las videollamadas? - el pelinegro se echó a reír y miró a Jimin, que seguía en silencio, con la vista clavada en un punto fijo.
- ¿Estás bien? - le preguntó Bora al darse cuenta de que no había dicho ni una palabra.
- Él ya lo sabía, ya hemos hablado. - respondió Yoongi. Jimin asintió con la cabeza y se levantó de la silla, parecía estar a punto de echarse a llorar.
- Disculpadme, yo... Necesito salir un momento. - los tres amigos se quedaron mirando la puerta por la que Jimin había desaparecido en absoluto silencio.
- ¿Qué le pasa? - le preguntó Namjoon al psicólogo. Yoongi se levantó de la silla para ir tras él.
- Ni idea, voy a buscarlo. - salió de la sala de profesores y corrió tras Jimin, sentía que estaba viviendo un auténtico déjà vu. - ¡Hey! - el castaño frenó y se giró, secándose rápidamente las lágrimas con la manga del jersey.
- Lo siento, necesitaba... - Yoongi no dijo nada, pasó el brazo por su hombro y caminó con él en dirección a su despacho. Necesitaba hablar con él con más calma.
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Agridulce (Parte I) [YOONMIN]
FanfictionMin Yoongi no necesita amor. Él es feliz con su trabajo, sus amigos, su perro Holly y su copa de whisky. Pero, muy a su pesar, la vida tiene otros planes para él. "Se quedó absorto viéndolo bailar. Se movía con una soltura impresionante, deslizando...