Min Yoongi no era fanático de la Navidad, pero sí que le gustaba pasar tiempo con sus seres queridos, y aunque ese año no esperaba con ansias el momento de viajar a Daegu, se sentía agradecido de poder volver a pasarla con sus padres.
Ver a su madre aún recuperándose de la operación le hacía pensar en lo afortunado que era de seguir teniéndola a su lado y en como valoraría más cada momento que disfrutase de ella. Por eso, aunque ese año no viajaba para verlos, estaba igual de emocionado.
El año por fin terminaba, había sido un año complicado para él, pero sin duda había aprendido mucho, incluso había seguido conociéndose a sí mismo y se había dado cuenta, a sus treinta y dos años, que nunca terminas de conocer todo de ti, y que tus pensamientos y sentimientos pueden cambiar en cualquier momento.
Había sido un año duro, pero se sentía agradecido, porque era fiel creyente de que salir de momentos así sirve para aprender y fortalecerse, para crecer como persona, para ser mejor.
A pesar de todo, seguía teniendo a sus padres a su lado. Jin y Jungkook, esos hermanos que nunca tuvo, seguían siéndolo. Sus amigos seguían con él, a pesar de los contratiempos y, además... Jimin había aparecido en su vida.
La situación con Jimin era complicada, pero sentía que merecía la pena. Jimin era una persona llena de amor, que había conocido su verdadero 'yo' a una edad complicada, cuando todo el mundo espera que tengas tu vida absolutamente resuelta.
Se enfrentaba a una situación difícil con unos padres homófobos, además de que seguía intentando sanar de los traumas de su pasado, que no eran pocos. A pesar de que se habían vuelto mucho más cercanos con los meses, todavía había barreras entre ellos, barreras que solo el castaño podía romper.
- ¿Cómo te encuentras, mamá? - le preguntó a la señora Min, que estaba sentada en el sofá viendo la tele.
- Bien, estoy cogiendo fuerzas para luego. - Yoongi frunció el ceño.
- ¿Luego?
- ¿No vamos a ir a ver las luces de Navidad este año? ¡Es nuestra tradición! - el pelinegro suspiró y se sentó a su lado.
- Aún no han curado del todo tus heridas, mamá, es peligroso.
- ¡Pero podemos estar apartados de la gente! - protestó la mujer, ella adoraba la Navidad y se negaba a que se la robaran.
- Está bien, como tú quieras, tú decides. - la señora Min asintió.
- ¿Va todo bien, hijo? - Yoongi se encogió de hombros evitando hacer contacto visual con ella, lo conocía demasiado bien y sabía leerlo como a un libro abierto.
- Estoy preocupado por Jimin, las cosas están mal con sus padres y va a pasar la Navidad con ellos.
- Podrías haberlo invitado a venir. - el pelinegro sonrió con tristeza.
- Pensé en hacerlo, pero él tiene que solucionar sus cosas primero. - le respondió. La señora Min resopló.
- Es un hombre adulto, no tendría que estar dando explicaciones, ¡ni siquiera a sus padres! - protestó molesta. - Hay gente que no merece tener hijos.
- Lo sé... Pero aún así son importantes para él, y está claro que él necesita su validación para ser feliz. No puedo obligarlo, mamá.
- Ay, hijo... De todas formas, si quiere y necesita, hazle saber que las puertas de esta casa las tiene abiertas. - Yoongi sonrió agradecido.
- Lo haré.
Jimin le había contado que ese día estaría viajando a Busán, así que al principio no le sorprendió que el castaño no le respondiera los mensajes, pero cuando la tarde empezó a caer, se sintió preocupado, ni siquiera le había dicho si había llegado bien.
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Agridulce (Parte I) [YOONMIN]
FanfictieMin Yoongi no necesita amor. Él es feliz con su trabajo, sus amigos, su perro Holly y su copa de whisky. Pero, muy a su pesar, la vida tiene otros planes para él. "Se quedó absorto viéndolo bailar. Se movía con una soltura impresionante, deslizando...