Los días pasaban y, por suerte, la señora Min se iba recuperando, aunque seguía ingresada en el hospital.
El señor Min y Yoongi se iban turnando cada noche para acompañarla, y durante el día solían quedarse ambos con ella, aunque iban a casa varias veces al día para atender a Holly y a buscar comida, ropa y productos de higiene.
Aquella noche le tocaba el turno a Yoongi, así que había preparado una bolsa llena de comida y algunos libros para pasar el rato si a su madre le costaba mucho dormir.
También llevaba el cargador de su móvil y se había suscrito a varias plataformas donde podía ver series y películas con comodidad. Ya que tenía que dormir en un sofá de hospital, al menos estaría lo más cómodo posible.
- ¿Estarás bien durmiendo aquí? - le preguntó su padre al verlo entrar en la habitación. Yoongi soltó una carcajada y quitándose la chaqueta, se giró hacia él.
- Eres tú el que está cerca de los setenta, ¿no debería preguntártelo yo a ti? - el señor Min esbozó una sonrisa.
- ¡Tu padre sigue fuerte como un roble! - exclamó su madre, que oía la conversación desde la cama, mucho más animada. Yoongi se acercó a ella y besó su frente, nunca había sido especialmente cariñoso pero después de todo lo que había pasado, no quería arrepentirse de no haberlo sido más cuando ya no pudiera.
- Bueno, yo también estoy fuerte, no te preocupes. - respondió él, acercándose a su padre. - Toma, las llaves del coche, ten cuidado conduciendo y avísame cuando llegues. - el señor Min asintió y se acercó a besar a su mujer.
- Os mandaré un mensaje, que paséis buena noche.
Yoongi se dejó caer sobre el sofá y observó la pantalla de su teléfono móvil, Jimin no le había escrito en todo el día.
- ¿Estás bien? - le preguntó su madre.
- Sí, sí. - respondió él, intentando no indagar mucho en el tema. Bastante tenía su madre encima como para ir contándole sus absurdos dramas.
- ¿No has traído comida hoy? ¿Comerás en la cafetería? - Yoongi se levantó de un salto y miró a su alrededor. No había ni rastro de la bolsa.
- ¿Y la bolsa? ¿No la he traído? - la señora Min negó con la cabeza.
- Mierda, la he dejado en el coche. - se asomó por la puerta a ver si por casualidad veía a su padre pero era absurdo, su padre estaría ya de camino a casa. - Pues nada, me tocará ir a comprar algo.
- Dice papá que la comida de abajo está muy bien. ¿Por qué no bajas? - Yoongi asintió con la cabeza y se aseguró de llevar su cartera en el bolsillo.
- Compro algo y subo, ¿seguro que estarás bien?
- Claro. Baja, hijo, tienes que cenar algo. - el pelinegro asintió de nuevo y salió de la habitación dejando allí a su madre. Luego bajó utilizando el ascensor y buscó la cafetería a la que solo había ido una vez.
Fue cuando se acercó al mostrador para pedir cuando la vio, aquella enfermera de pelo rubio que los había atendido cuando estaban operando a su madre.
La chica estaba cenando sentada sola en una mesa, mirando su teléfono y Yoongi tuvo la tentación de acercarse a saludarla y darle las gracias, pero le dio vergüenza hacerlo así que se quedó quieto esperando a ser atendido.
Pidió su bocadillo y se giró para volver por donde había venido, pero en ese instante la enfermera, como si lo hubiera oído, levantó la cabeza.
Sus miradas se cruzaron y Yoongi, avergonzado, le dedicó una sonrisa y una reverencia, pensaba que todo se quedaría en eso, pero cuando la chica le devolvió el saludo y se levantó de la silla, se quedó parado de pie sin saber que hacer.
ESTÁS LEYENDO
Agridulce (Parte I) [YOONMIN]
FanficMin Yoongi no necesita amor. Él es feliz con su trabajo, sus amigos, su perro Holly y su copa de whisky. Pero, muy a su pesar, la vida tiene otros planes para él. "Se quedó absorto viéndolo bailar. Se movía con una soltura impresionante, deslizando...