Capítulo 30

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Los días pasaban y, por suerte, la señora Min se iba recuperando, aunque seguía ingresada en el hospital.

El señor Min y Yoongi se iban turnando cada noche para acompañarla, y durante el día solían quedarse ambos con ella, aunque iban a casa varias veces al día para atender a Holly y a buscar comida, ropa y productos de higiene.

Aquella noche le tocaba el turno a Yoongi, así que había preparado una bolsa llena de comida y algunos libros para pasar el rato si a su madre le costaba mucho dormir.

También llevaba el cargador de su móvil y se había suscrito a varias plataformas donde podía ver series y películas con comodidad. Ya que tenía que dormir en un sofá de hospital, al menos estaría lo más cómodo posible. 

- ¿Estarás bien durmiendo aquí? - le preguntó su padre al verlo entrar en la habitación. Yoongi soltó una carcajada y quitándose la chaqueta, se giró hacia él.

- Eres tú el que está cerca de los setenta, ¿no debería preguntártelo yo a ti? - el señor Min esbozó una sonrisa.

- ¡Tu padre sigue fuerte como un roble! - exclamó su madre, que oía la conversación desde la cama, mucho más animada. Yoongi se acercó a ella y besó su frente, nunca había sido especialmente cariñoso pero después de todo lo que había pasado, no quería arrepentirse de no haberlo sido más cuando ya no pudiera.

- Bueno, yo también estoy fuerte, no te preocupes. - respondió él, acercándose a su padre. - Toma, las llaves del coche, ten cuidado conduciendo y avísame cuando llegues. - el señor Min asintió y se acercó a besar a su mujer.

- Os mandaré un mensaje, que paséis buena noche.

Yoongi se dejó caer sobre el sofá y observó la pantalla de su teléfono móvil, Jimin no le había escrito en todo el día.

- ¿Estás bien? - le preguntó su madre. 

- Sí, sí. - respondió él, intentando no indagar mucho en el tema. Bastante tenía su madre encima como para ir contándole sus absurdos dramas.

- ¿No has traído comida hoy? ¿Comerás en la cafetería? - Yoongi se levantó de un salto y miró a su alrededor. No había ni rastro de la bolsa. 

- ¿Y la bolsa? ¿No la he traído? - la señora Min negó con la cabeza.

- Mierda, la he dejado en el coche. - se asomó por la puerta a ver si por casualidad veía a su padre pero era absurdo, su padre estaría ya de camino a casa. - Pues nada, me tocará ir a comprar algo.

- Dice papá que la comida de abajo está muy bien. ¿Por qué no bajas? - Yoongi asintió con la cabeza y se aseguró de llevar su cartera en el bolsillo.

- Compro algo y subo, ¿seguro que estarás bien? 

- Claro. Baja, hijo, tienes que cenar algo. - el pelinegro asintió de nuevo y salió de la habitación dejando allí a su madre. Luego bajó utilizando el ascensor y buscó la cafetería a la que solo había ido una vez.

Fue cuando se acercó al mostrador para pedir cuando la vio, aquella enfermera de pelo rubio que los había atendido cuando estaban operando a su madre.

La chica estaba cenando sentada sola en una mesa, mirando su teléfono y Yoongi tuvo la tentación de acercarse a saludarla y darle las gracias, pero le dio vergüenza hacerlo así que se quedó quieto esperando a ser atendido.

Pidió su bocadillo y se giró para volver por donde había venido, pero en ese instante la enfermera, como si lo hubiera oído, levantó la cabeza.

Sus miradas se cruzaron y Yoongi, avergonzado, le dedicó una sonrisa y una reverencia, pensaba que todo se quedaría en eso, pero cuando la chica le devolvió el saludo y se levantó de la silla, se quedó parado de pie sin saber que hacer.

Agridulce (Parte I) [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora