Capítulo 8

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Esa tarde, Yoongi no fue capaz de levantarse del sofá. Estaba tan abrumado por lo que había sucedido, que su cabeza no era capaz de responder ante ningún estímulo.

Había comido unos fideos instantáneos y solo había sacado a Holly cinco minutos, lo suficiente para que hiciera pis. El resto del tiempo, se lo pasó tumbado fingiendo ver la tele, mientras en realidad pensaba en lo sucedido y en lo destruido que estaba Jimin por ello.

Fue el timbre de su casa el que lo trajo de vuelta a la realidad y, a duras penas y protestando, se levantó.

- A ver quién cojones llama aho... ¡Jimin! - exclamó sorprendido al ver al castaño tras la puerta. Pero su sorpresa se convirtió en preocupación cuando vio sus ojos rojos e hinchados, parecía haber llorado mucho. - ¿Qué pasa?

- He estado hablando con Bora. - el cuerpo de Yoongi se tensó al oír esa frase. - ¡Soobin está bien! ¡Se va a recuperar! - el pelinegro suspiró y, sin pensarlo, lo abrazó.

- ¡Me alegro tanto, Jiminie! - ¿Jiminie? se separó avergonzado, a pesar de que el profesor le había devuelto el abrazo.

- De verdad, es un alivio que esté bien. Siento que me he quitado un peso enorme de encima. - Yoongi sonrió y asintió con la cabeza.

- ¿Quieres pasar? - le preguntó, apartándose a un lado. Y en ese momento, el rabito feliz de Holly apareció.

- Oh, ¡chiquitín! - lo saludó emocionado, agachándose. - ¿Cómo eres tan precioso? - el pelinegro se apartó para dejarlo pasar dentro.

- ¿Quieres tomar algo? - Jimin lo miró sin dejar de acariciar a Holly, que saltaba feliz a su alrededor.

- Agua está bien, no quiero indigestarme otra vez. - le respondió avergonzado, pero con una sonrisa. Yoongi soltó una tierna carcajada y se digirió a la cocina.

Por lo menos todo había quedado en un susto.

•••

Estuvieron charlando un buen rato sobre el incidente, sobre lo mal que lo habían pasado y el susto tan grande que se habían llevado. Yoongi le confesó que no supo como afrontar la situación con los chicos, pues eran demasiado jóvenes y nunca había vivido algo así. Jimin le agradeció por haberlo sacado del bucle y no permitir que siguiera culpándose. 

Además, los médicos habían descubierto que el chico tenía una cardiopatia y que era cuestión de tiempo que eso le sucediera.

- Siento mucho que tuvieras que vivir algo así. - le dijo Yoongi, no podía borrar de su mente la imagen del castaño sentado en el suelo del baño.

- Yo pensaba que salir de Busán me alejaría del drama, y me encuentro con algo peor. - le respondió él, soltando una amarga carcajada.

- Espero que tu suerte cambie pronto y seas todo lo feliz que mereces, Jimin. - le deseó el pelinegro. Jimin sonrió.

- Gracias, hyung. - Yoongi se encogió de hombros. - La verdad es que desde el año pasado todo va cuesta abajo y sin frenos.

- No me gusta meterme en la vida de nadie. - le aclaró el psicólogo. - Pero si necesitas hablar o desahogarte, aquí me tienes. - el castaño volvió a sonreírle.

- ¿Prometes no psicoanalizarme? - Yoongi soltó una sonora carcajada y asintió con la cabeza.

- Aquí me tienes como amigo. - le respondió. - Si me quieres como psicólogo, tendrás que pagarme. - esa vez fue Jimin quien se echó a reír. 

- No lo descarto. Pero gracias igualmente, hyung. - el pelinegro le devolvió la sonrisa. Además de lo atractivo que pudiera resultarle, realmente lo apreciaba. 

Agridulce (Parte I) [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora