Cuando Yoongi llegó a la estación a la mañana siguiente, sintió alivio y tristeza al no ver a Jimin allí esperándolo. Se moría de ganas de verlo, pero a la vez no sabía como comportarse cuando lo tuviera cerca, sabiendo todo lo que sabía, así que quizás tener unos días más para pensar le irían bien.
La mañana en el instituto transcurrió tan normal como siempre. Namjoon pasó un rato a molestarlo, habló con Bora sobre las exigencias de la Junta Directiva, llamó a su madre que le dijo que aún no tenía los resultados de las pruebas, y atendió a un par de chicos que fueron en busca de su ayuda porque se habían peleado y les iban a abrir un expediente si no lo solucionaban.
Todo era absolutamente normal. Hasta que alrededor de las doce del mediodía, alguien tocó la puerta.
- ¡Adelante! - dijo en voz alta, animando a quien quiera que fuese a pasar.
- Hola, hyung. - levantó la cabeza al escuchar aquella voz que tanto le gustaba oír.
- ¡Jimin! Pensaba que no habías venido. - el castaño sonrió y entró en su despacho, cerrando la puerta tras de sí.
- He llegado a las once para dar una clase, me encuentro mucho mejor. - Yoongi lo miró confundido.
- No te he oído en el patio.
- Ha sido teórica hoy, quería venir pero no daba para tanto. - el pelinegro soltó una carcajada.
- Podrías haberte quedado en casa y venir ya el lunes. - Jimin se encogió de hombros.
- Me encontraba bien, y tampoco quería perderme nuestra quedada de los viernes. - Yoongi se echó a reír. - Así que para eso tengo al menos que trabajar un día.
- Sí. Si no, no te dejaremos venir más. - le respondió el psicólogo, siguiendo su broma.
- Oye y tú, ¿qué tal? Me ha dicho Bora que solucionaste las cosas con la Junta. - Yoongi asintió con la cabeza.
- No me quedaba más remedio, me gusta este sitio.
- Entiendo... - el castaño se quedó callado unos segundos, inseguro sobre lo que iba a decir. Pero se atrevió a hacerlo. - Eres increíble en tu trabajo y no deberías dejar que te pisoteen. Estoy seguro de que cualquiera se moriría por tenerte - las palmas de las manos de Yoongi empezaron a sudar. - como empleado.
- Gracias, Jimin. - el profesor asintió y se levantó de la silla.
- ¿Quieres un café o algo? - le preguntó, acercándose a la puerta para abrirla, pero el pelinegro lo frenó.
- Espera. - le dijo sin pensar bien en lo que estaba haciendo. O se lanzaba sin dudarlo o jamás se atrevería. - Quiero hablar contigo de algo. - Jimin volvió a sentarse algo confundido.
- Claro, ¿pasa algo?
- Verás es que... El otro día discutí muy fuerte con Jungkook porque cuando nos enseñó tu foto hace semanas, no le dije que te conocía. - el castaño tragó saliva y guardó silencio. - La verdad es que no se lo dije porque... - Yoongi respiró profundo antes de continuar hablando. - Me siento atraído por ti desde que te conocí, y no quería que él pensara mierdas raras de mí. Así que preferí callarme, aunque evidentemente no lo hice bien. - Jimin miraba fijamente un punto en la mesa sin decir una palabra. - Tampoco quería incomodarte a ti, cosa que no sé si estoy haciendo ahora. - una leve sonrisa se formó en los labios del castaño por una milésima de segundo. - Siempre has sido tan reservado con tu vida personal, sé que me contaste lo de tu relación y te lo agradezco, pero no sabía si... - suspiró una vez más antes de seguir. - No sabía si te gustaban los hombres. - Tras unos segundos de silencio que a Yoongi se le hicieron eternos, Jimin habló.
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Agridulce (Parte I) [YOONMIN]
FanfictionMin Yoongi no necesita amor. Él es feliz con su trabajo, sus amigos, su perro Holly y su copa de whisky. Pero, muy a su pesar, la vida tiene otros planes para él. "Se quedó absorto viéndolo bailar. Se movía con una soltura impresionante, deslizando...