Claire
Las palabras de Edward me pillan desprevenida, al igual que su voz que suena más ronca y profunda de lo que recordaba. Estoy tan sobrepasada que soy incapaz de decir nada. En momentos de estrés, como el que estoy viviendo ahora, me bloqueo. Oliver no tarda en hacerse con la situación y con una sonrisa profesional se acerca a Edward y le ofrece su mano.
—Señor Marshall, soy Oliver Mackinnon. Hablamos por teléfono hace unos días. ¿Cómo se encuentra?
Edward le estrecha la mano y le dedica una mirada fugaz antes de volver a clavar sus ojos en mí.
—Bueno, si le soy sincero, he vivido tiempos mejores —dice sin dejar de mirarme.
—¿Se siente preparado para la entrevista o prefiere que volvamos en otro momento?
Al fin, Edward despega sus ojos de los míos para centrarlos en Oliver.
—Me siento todo lo bien que me puedo sentir dadas las circunstancias.
—Entonces, ¿le parece bien que empecemos ya? —pregunta Oliver cogiendo una silla próxima para sentarse en ella. Soy consciente de que esta falta de conversación inicial es poco frecuente para Oliver, quién suele preparar el terreno con mucha más elegancia. Supongo que se preocupa por mí y quiere evitar a toda costa que Edward suelte algún otro comentario que me haga sentir más incómoda de lo que ya me siento, aunque, sinceramente, dudo que eso sea posible.
—Por supuesto. Cuando antes empecemos, antes terminaremos. Por culpa de la enfermedad me canso enseguida, así que hay que aprovechar los momentos buenos.
Haciendo de tripas corazón, cojo otra silla y me siento al lado de Oliver, enciendo el portátil que he traído conmigo y abro la carpeta donde guardo
toda la documentación sobre el caso lista para empezar a tomar notas.
A pesar de que empiezo tensa como si me hubieran insertado un palo por el culo, poco a poco, voy relajándome, porque Edward, a pesar de mirarme con más frecuencia de la que me gustaría, se ciñe al guion de la entrevista. Lo cierto es que, a pesar de lo premeditado que me parece este encuentro, es un firme candidato para el caso. Incluso aporta informes médicos que refuerzan la idea de que el tumor que sufre es causado por el medicamento contra la diabetes en cuestión.
Casi una hora más tarde, cuando es evidente que Edward necesita descansar, porque tarda en responder las preguntas y parece descentrado, Oliver da la entrevista por concluida.
—En cuanto analicemos todos los datos, volveremos a ponernos en contacto con usted para explicarle el procedimiento que deberemos seguir a partir de ahora.
—Perfecto. Nueva York queda lejos, muchas gracias por haberse tomado las molestias de desplazarse hasta aquí.
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Entre Leyes y Suspiros (Libro 2: Saga Vínculos Legales) (BORRADOR)
RomanceMe llamo Claire Holmes y trabajo como secretaria en uno de los bufetes de abogados más prestigiosos de Nueva York. Mi jefe es el sexy y mujeriego Oliver MacKinnon, socio principal del bufete, y uno de los solteros más codiciados de la ciudad. Llevo...