William estaba acostumbrado a trabajar solo, así que la idea de compartir el lienzo con Tabitha no estaba siendo muy esperanzadora. A él le gustaba tomarse un tiempo para analizar los colores, ella era impulsiva al respecto y elegía el que le gustaba más. Él trabajaba despacio y con dedicación, ella prefería hacerlo lo más rápido posible. Él prefería conectarse con sus pensamientos y ella necesitaba escuchar música a todo volumen para concentrarse.
—¿Podrías bajarle un poco? —él inquirió con aire frustrado mientras limpiaba los pinceles.
Tabitha estaba cantando y bailando cuando le dedicó una mirada de pocos amigos—¿Porqué mejor no te relajas?
—Porque no me estás dejando hacerlo.
—¿Ahora es mi culpa? —ella bufó—Igual que siempre ¿no?
William respiró hondo no queriendo caer en sus insinuaciones, pero estaba claro que no iba a poder esquivarlas. Le frustraba que no respetara su forma de trabajo, que continuamente quisiera que se relajase y lo peor de todo la forma en que rozaba su brazo cuando se movía, porque, aunque quisiera ignorarlo ella era la que lo alteraba y ni siquiera pensar en otra cosa lo ayudaba.
—Simplemente haces mucho ruido y no puedo concentrarme.
—Sólo tenemos que pintar el cielo de tonalidades azules ¿qué tanto debes concentrarte?
Will negó con la cabeza dejando los pinceles a un lado, quería pensar sus próximas palabras, pero solo pudo mirarla por sobre su hombro:
—No entiendes nada.
—Entiendo lo suficiente para darme cuenta que crees que este trabajo es una de tus tantas obras de arte. Lamento decirte que no lo es, simplemente es otra nota. Así que porqué mejor dejas de actuar como un artista sufrido y disfrutas de una buena vez la pintura.
Ahora se giró completamente hacia ella—Yo siempre disfruto la pintura.
—No parece.
—¿Tú que sabes?
Ella se encogió de hombros y corrió un mechón de su cabello. Llevaba un pincel con un azul oscuro para darle profundidad al cielo, al cual observó con los ojos entrecerrados. Una idea se estaba creando en su cabeza y William no se esperó su próximo movimiento, más que nada porque estaba cuestionándose todos estos años que se había dedicado al arte.
¿Realmente lo disfrutaba? ¿O simplemente era lo único en lo que se destacaba?
No espero la primera pincelada. La pintura fría sobre su mejilla lo paralizó y cerró los ojos ante la dulce risa de su compañera.
—Ahora sí...de esto estaba hablando, un poco de diversión no te vendría mal Black.
—¿Acabas...? ¿Acabas de pintarme el rostro?
Tabitha lo miraba desafiante y divertida a la vez cuando le respondió—Sí ¿qué harás al respecto?
William era una persona bastante correcta, eso se lo debía a la crianza de sus padres, además de ser tan reservado no era capaz de descontrolarse inesperadamente por una situación que surgía en el momento. Él tenía todo meticulosamente ordenado y planificado, poco tiempo tenía en donde realmente se dejaba llevar y eso le parecía bien...por eso no se entendió a sí mismo cuando aún mirándola hundió sus dedos en el tarro de pintura más cercano y los llevó hasta el rostro de la chica, haciendo una mancha desde su frente hasta la barbilla.
Tabitha se quedó boca abierta ante aquel movimiento:—No acabas de hacer eso.
—Ojo por ojo. Parece que haz olvidado que tan rencoroso soy.
ESTÁS LEYENDO
Estrellados © 3º
Novela JuvenilWill, Juno y Hayden deben cumplir el último deseo de su abuelo para poder acceder a su herencia: pasar tres meses en un internado apartados de todos no parece algo malo, excepto cuando se encuentran con personas que deseaban dejar atrás. Secretos d...