Los primos Black llegaron a la casa de su abuela, una vivienda que nunca les provocó un buen ambiente. Volver allí luego de la muerte de su abuelo los hacía sentirse en un lugar mucho más frio que de costumbre. Hayden fue el primero que bajó del coche, colocándose las gafas de sol en la cabeza entrecerró sus ojos y miró a sus acompañantes:
—¿Alguien más se siente extraño?
Su hermana suspiró y comenzó a dirigirse hacia la entrada de la casa—No, tú eres el que experimenta esas cosas.
—Venga, tío—William lo tomó por los hombros—Terminemos de una buena vez con esto.
Los chicos se acercaron a Juno, quien ya había llamado al timbre. Si se los observaba desde fuera podía creerse que se trataba de un grupo gánster que estaba yendo a recolectar su recompensa. Su abuela tardó unos minutos en responder ya que había prescindido de cualquier cuidadora que pudiera tener, normalmente se hija mayor se encargaba de pasar tiempo con ella. Pero eso ocurría cuando la señora se dejaba.
Al verlos sonrió—¡Niños! ¿Qué hacen aquí?
—Hola, abuela—Juno le correspondió el saludo y se acercó para darle un corto abrazo—Vinimos para desayunar contigo y charlar, hace mucho no hablamos.
—¡Pasen!—la emoción era palpable en ella—¡Vengan que acabo de sacar un budín de limón del horno!
Rápidamente los nietos se encontraron sentados en la gran mesa del comedor llena de comida, una taza de café frente a ellos y su abuela ajena a cualquier momento de duelo, les contaba todo lo que estuvo haciendo en los meses que ellos pasaron afuera. Creyeron que nunca iban a poder intervenir, pero cuando ella notó que sólo la escuchaban soltó:
—Bueno, asumo que su intención de charlar implicaba otra temática...
—Sí, queríamos preguntarte sobre algo que nos enteramos en el internado—Juno continuó, al parecer era quien más tacto tenía con ella.
Su abuela suspiró y los miró a los tres por igual. Su rostro se trasformó con una mueca extraña—¿Quieren saber lo que realmente pasó en aquella fiesta?
William se enderezó en su asiento. Hayden se detuvo a mitad de darle otro sorbo a su café y Juno parpadeó reiteradas veces.
—¿Cómo lo sabes? —el primero decidió preguntar.
—Porque sé lo que estuvieron haciendo estos meses.—se encogió de hombros— Sé la intención que Félix tenía para ustedes, era tiempo para que vinieran a buscar respuestas.
—¿Cómo lo sabes?—su nieta le preguntó—¿Charles tiene algo que ver?
—¡Oh Charles! ¡Qué apuesto jovencito!—suspiró—Pero no, él solo tenía la tarea de informarme pasos extraños que cometieran, me servía para mantener ojos encima de ustedes a la distancia. Nada más.
Sus palabras salían como filos, pero no estaban lastimándolos. Juno estaba interesada en ese aspecto de la situación, por eso continuó su interrogatorio mientras los otros dos la observaban.
—¿Cómo lograste que accediera? ¿Cómo lo contactaste, siquiera?
—No fue muy difícil, cariño—su abuela cogió una rebanada de budín—Sabía que el negocio de su madre se encontraba en una situación riesgosa, por lo tanto, le ofrecí una buena suma de dinero...la gente es muy predecible.
—¿Entonces quien te lo dijo?—William encontró su voz.
—¿Quién crees?
Él la observó y no tardó nada en responder—Anderson.
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Estrellados © 3º
Teen FictionWill, Juno y Hayden deben cumplir el último deseo de su abuelo para poder acceder a su herencia: pasar tres meses en un internado apartados de todos no parece algo malo, excepto cuando se encuentran con personas que deseaban dejar atrás. Secretos d...