William se encontraba mirando a la gente pasear por el Central Park, desde el lugar ''secreto'' que habían descubierto con sus primos hace años. Apartado lo suficiente para que las personas no cruzaran por ahí, no estaba escondido de los demás, pero sí era bastante íntimo. Apoyado contra un árbol los esperaba para hablar finalmente de lo que harán a partir de ahora. Luego de pasar todo un día con sus padres, los tres entendieron-cada uno a su manera-lo que ocurrió, para uno fue más fácil mientras que para otros no. Lo más importante fue que lograron conectar ideas que estaban dispersas por todos lados.
—No entiendo como pueden gustarte esas cosas—la voz de Hayden resonó mientras miraba con una mueca a su hermana—No sólo son horribles, sino que te destruyen el estómago.
Juno caminaba un paso más delante de él con una caja de variedad de galletas dulces de una nueva pastelería que decidió conocer.
—Ni siquiera las has probado, así que no hables—se quejó llegando hacia su primo—No las compré para ti, así que déjame disfrutar de mis antojos.
—Pero te acompañé a comprarlas y estuvimos cuarenta minutos esperando.
—¡Porque así es la vida en Nueva York! ¡Acostúmbrate!
William se separó del árbol buscando una forma de tranquilizar los aires. Los muchachos se acomodaron al lado de Juno quien siempre traía una manta para no mancharse con barro, ella abrió la caja y un aroma a chocolate invadió sus fosas nasales. William se vio tentado a coger una galleta recibiendo una confusa mirada de su primo.
—Oh no, jefe. Que decepción.
—Cómo si tu nunca comieras cosas así...
Juno rió—¿Qué pasó hermanito? —tomó una galleta y se la acercó al rostro—¿Seguro que no quieres una?
—Saca eso de mi rostro—la apartó—Vinimos aquí para hablar de las cosas, no para hacer una degustación de galletas.
William murmuró algo con la boca llena que sonó similar a un asentimiento—Están muy buenas.
Hayden bufó y esperó a que decidieran empezar a hablar. Él era quien menos se había adaptado a los cambios, aunque era entendible...simplemente pasó un día desde que se enfrentó a sus padres. No estaba molesto, ahora era diferente. Se sentía frustrado y todo lo que ocurrió los últimos meses estaba provocando ciertos efectos. Sabía que necesitaría tiempo y era lo único que lo calmaba.
Luego de un par de minutos en donde Juno le comentó a William la odisea que fue conseguir esas galletas ya que se trataba de la panadería de la novia de su actor favorito, él se incorporó para mirarlos a ambos.
—¿Qué tal todo? ¿Lograron las respuestas que querían?
—Nos explicaron la situación y cómo fue todo—Juno asintió—¿Tú?
—Lo mismo. Sólo quería escucharlos y saber qué ocurrió...dicen que lo ocultaron para no trasmitirme el dolor.
Hayden bufó—Eso lo dicen ahora, porque nos enteramos de todo. Pero no importa, nosotros siempre supimos que nuestra familia era extraña.
—Ya...—Will se acarició la nuca—Al parecer el internado abrirá nuevamente sus puertas en los próximos días, para poder rendir los exámenes finales.—miró a sus primos con detenimiento—¿Qué quieren hacer?
—Yo no volveré—Juno soltó segura.
—Sí—su hermano acordó con ella—Ya desgastamos mucho tiempo allí, no me encerraré otra vez.
William se sorprendió de su respuesta, creía que tal vez intentaría ir en busca de Deva...aunque podría estar proyectando sus dudas en él.
—No necesitamos ese reconocimiento, creo que el momento de ese internado ya pasó.
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Estrellados © 3º
Novela JuvenilWill, Juno y Hayden deben cumplir el último deseo de su abuelo para poder acceder a su herencia: pasar tres meses en un internado apartados de todos no parece algo malo, excepto cuando se encuentran con personas que deseaban dejar atrás. Secretos d...