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Estaban en la sala del tribunal, Vaggie con su brazo alrededor de Charlie, tratando de consolarla. al momento siguiente estaban de regreso en el vestíbulo del hotel donde todos estaban reunidos alrededor de un decepcionado Sir Pentious.
ー¡Ese hijo de puta!ー Vaggie gritó al portal que se cerraba, lanzando su lanza apenas unos momentos antes de que se cerrara por completo. ー¡Gilipollas!
ーAh, supongo que las cosas no salieron tan bienー. El cuarteto caminó hacia las dos, claramente habían tenido una buena noche, incluso Alastor parecía interesado en su aventura.
Charlie se estremeció junto a Vaggie y lentamente se alejó de ella, con la misma conmoción y traición todavía en su rostro. ーTú... cómo pudiste...ー Escuchar esa voz, normalmente feliz y alegre, ahora triste y rota, dolió casi tanto como que le sacaran el ojo. ーTodo este tiempo.
ーCharlie...ー Vaggie extendió la mano sólo para que Charlie corriera. Huyó de ella, como solían hacer los Pecadores. Lo arruinó a lo grande, y depende de ella arreglarlo, si es que era posible en este punto.
ーVaya, ¿qué es lo que tiene a nuestra querida Charlie tan de mal humor? Parecía como si estuviera mirando un fantasmaー. Un fantasma... sí, en cierto modo lo era. ーNo mentiré, tengo mucha curiosidad en este momento, pero estoy dispuesto a dejar que resuelvas esto por tu cuenta. Parece una... pelea de amantes. Mantendré a estos tipos fuera de tu alcance.
ーGracias Alastor. Lo digo en serio esta vezー. Palabras que nunca pensó que diría pero este día ha estado lleno de cosas que nunca pensó que sucederían.
Vaggie subió apresuradamente las escaleras y se paró frente al dormitorio que compartía con su... novia. Ese lugar solía significar paz, su pequeño refugio seguro de la locura de lo que sucedía en el hotel y fuera de él. Pero ahora... Vaggie tenía miedo de entrar. Si entraba allí y Charlie la odiaba, ¿qué haría entonces? Sólo había una forma de averiguarlo, tenía hacer lo que debería haber hecho hace mucho tiempo.
ー¿Charlie? Estoy aquí para hablarー. No hubo respuesta. Nada. Vaggie tragó saliva pero siguió adelante, entró rápidamente y cerró la puerta detrás de ella. Charlie no la estaba mirando, estaba vuelta hacia la gran ventana. Cuando se trataba de la rubia, el silencio significaba que estaba muy, muy molesta. ーCharlie.
ー¿Por qué no me lo dijiste? Todos estos años, Vaggie, podrías habérmelo dicho. - Su voz era tensa, contenida, mucho más profunda que su tono feliz habitual.
ーEstaba asustada. Y eso no es una excusa. Yo... pensé que si te lo decía... me odiarías, odiarías quién era, qué era. - Ese miedo la ahogó tanto que le hizo levantar muro tras muro a su alrededor, no sólo por los demonios sino también por Charlie. Lo odiaba y se odiaba a sí misma por ello. ーLo siento, Charlie.