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Mes uno.
Esta tos realmente está empezando a irritar a Vaggie. ¡Es como si no pudiera hacer nada sin toser! Y esto ha estado sucediendo durante al menos un mes.
Pero será mejor que ignore eso por ahora. Charlie está nuevamente en otra misión para encontrar más pecadores y es mejor que se de prisa en preparar el hotel.
Mes dos.
La tos aún no ha desaparecido y ha sentido algo de dolor en el pecho.
Todos en el hotel parecieron ignorarlo cuando Vaggie dijo que no sabía por qué estaba sucediendo. Incluso Charlie, lo cual es extraño ya que normalmente está encima de Vaggie para asegurarse de que esté bien.
Mes cuatro.
Ahora Vaggie entra en pánico. De repente hay pétalos cubiertos de sangre cuando tose. ¡¿Cómo diablos hay pétalos?!
Algo no está bien.
Vaggie intentó decírselo a Charlie, pero ella está planeando nuevas lecciones con los demás, y lo mejor es que Vaggie vaya a ayudar.
Mes cinco.
Siguen apareciendo más pétalos. Al principio eran quizás tres, ahora son al menos diez. Todos cubiertos de sangre dorada, sangre de Vaggie.
El dolor en el pecho no ha hecho más que aumentar, al igual que la dificultad para respirar.
Vaggie no obtuvo mucha respuesta cuando le dijo a Charlie; Te amo hoy, pero no es nada, Charlie simplemente estaba ocupada...
Mes seis.
El dolor en el pecho de Vaggie no hizo más que aumentar. Ella tampoco podía respirar muy bien, lo que a menudo terminaba en que los demás la dejaran atrás cuando estaba encorvada jadeando.
Ya está llena de flores. Margaritas, las favoritas de Charlie.
Mes siete.
Vaggie se sentó en el suelo del baño de la habitación que compartía con Charlie, mirando la sangre dorada en sus manos y las flores que estaban frente a ella. Le dolía respirar, pero al mismo tiempo sintió que una sensación de calma la invadía.
Se reclinó contra la pared, respirando pesadamente y sosteniendo una flor en su mano mientras estaba sentada allí.
Después de un momento, aceptó todo lo sucedido. Moriría amando a Charlie y eso era todo lo que importaba.
Con un último y difícil suspiro, Vaggie susurró sus últimas palabras. ーSiempre te querré.
[...]
Horas más tarde, Charlie finalmente la encontró. Con su ojo cerrado todavía en el suelo, una margarita cubierta de sangre en su mano. Sólo entonces Charlie se dio cuenta realmente de las consecuencias de sus acciones.
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