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Charlie exhala suavemente mientras entra a la ducha. Ella necesitaba esto. Después del intento de exterminio, tenía muchas cosas en la cabeza. Y… su cuerpo, de verdad… no ha tenido oportunidad de limpiarse todavía, no más allá de un enjuague rápido y un cambio de ropa.
El agua tibia se siente increíble. Hace suficiente calor como para que su piel se ponga rosada, pero no lo suficiente como para quemarla. Gotea por su piel en una deliciosa cascada y se recuesta contra la pared, haciendo lo mejor que puede para relajar los músculos doloridos.
Hay un sonido muy, muy bajo. Algo que Charlie tal vez no habría notado si hubiera sucedido un momento después, una vez perdida en sus propios pensamientos. Ella todavía está alerta.
Se da cuenta de que no importa, porque es Vaggie que está al otro lado de la puerta de cristal. ─Hey─, su voz es suave, cuidadosa.
─Hey─, dice Charlie, con una sonrisa apareciendo en su rostro. ─¿Quieres… unirte a mí?
Vaggie parece haber sido sorprendida con la guardia baja. No sería la primera vez que hacen esto, pero… sabiendo lo que es ella, más de una pequeña parte de Vaggie esperaba que Charlie estuviera al menos un poco en alerta.
─No te habría invitado si no te quisiera─, la voz de Charlie sale baja y suave, y a Vaggie se le erizan los pelos de la nuca.
Ella asiente con un suspiro tembloroso y se quita la ropa tan rápido como... es angelicalmente posible. es agraciada, se da cuenta Charlie mientras la mira. Tal vez debió haberse dado cuenta antes, pero eso la hubiera privado de la realización.
─Eres tan caliente─, susurra. ─Ah- lo siento, yo-
─Shhh─, murmura Vaggie, apartando la puerta de vidrio y entrando. Sus cuerpos están tan, tan cerca. ─Tú eres aún más.
Charlie se ríe, mayoritariamente aliviada. Se siente como si un peso enrollado alrededor de su corazón finalmente hubiera sido liberado. Ahora puede respirar.
─Uh... lamento no haberte dicho antes─, susurra Vaggie, su cuerpo se relaja ligeramente bajo el agua caliente.
─No lo hagas─, dice Charlie en voz baja. ─Yo... ya no estoy molesta.
a Vaggie se le escapa un involuntario suspiro de alivio. ─Gracias a dios.
Ambas se ríen y Charlie se da cuenta de que no puede quitar los ojos de los labios de su pareja. “Hermosa” piensa para sí misma.
