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Jisung despertó con la sensación de que la cabeza iba a explotar. Se frotó la sien mientras se dio la vuelta, su boca sabia como si hubiera lamido la parte inferior de un par de cubos de basura. Sus ojos parpadearon abiertos y Jisung se percato de la parte trasera de un edificio de ladrillo. 

¿Dónde en el infierno estaba? 

Sacudió el hombro de Minho. El chico estaba inconsciente, roncando ruidosamente, lo bastante para despertar a los muertos. —Hey, despierta.

Minho bostezó, estirándose mientras se daba vuelta. Jisung se quedó sin aliento mientras miraba el pecho de Minho. Oh, señor, ¿qué habían hecho la noche anterior? Las palabras "Mi nombre es Lee Know" estaban tatuadas en el pecho de Minho, justo encima de su corazón. 

Jisung tragó cuando él se puso de pie. No había forma de que él le fuera a decir a Minho sobre el tatuaje. El chico se volveria loco. 

—¿Dónde estamos?— Minho preguntó mientras se puso de pie. 

—No tengo ni idea. Estábamos en un bar, es lo último que recuerdo.— Jisung se agachó y frotó su culo. Maldita sea dolia. ¿Acaso él y Minho habían tenido relaciones sexuales la noche anterior? Jisung no podía recordar. 

Minho se tomó la cabeza mientras gemía. —Joder, recuerdame nunca beber de nuevo.

Jisung echó un vistazo alrededor de la esquina y vio a varios camiones estacionados en fila. Estaban en una parada de camiones. Una parada de camiones significaba duchas. Jisung no pudo contener su emoción. Todo en lo que Jisung podía pensar era una ducha caliente. Jabón. Dios, cómo Jisung extrañaba el jabón. Su pelo tenía un color feo y un peso que no había estado allí antes. 

Él quería fregarse a si mismo de pies a cabeza y por todas partes. Jisung comenzó a correr por delante hasta que Minho le detuvo. No entendía por qué el hombre estaba siendo tan vacilante. Esta era una parada de camiones. Los hombres detras de Jisung no estarían aquí. Todo lo que vio fue los camiones, no coches. 

—Esta es una parada de camiones cambiaformas,— Minho señaló. —Van a oler lo que eres en el momento en que entres al edificio.

—¿Qué quieres que haga, que cambie en una mariposa y vuele moviendo mi culo feliz ahí dentro?— Por Dios, ¿qué estaba pensando Minho? Jisung podía cambiar tanto como Minho podía llevar una sonrisa más de cinco segundos. Simplemente no se podía.

—Quedarte atrás y déjame revisar el lugar. Tal vez halla una puerta trasera por la que puedas colarte.— Minho agarró la mano de Jisung y lo llevó a un lado del edificio. Colocó a Jisung detrás de un gran contenedor de basura. —Quédate aquí hasta que yo venga por ti.

Jisung saludó a Minho. —Lo que usted diga, jefe.

Minho negó con la cabeza mientras rodeaba el edificio. Jisung nunca había sido tan cauto en su vida. Se había criado en las calles de Incheon. E incluso allí no había mirado por encima del hombro, aunque su madre le había advertido que era lo que debería hacer. Pero Jisung nunca molestó a nadie y se quedó solo, en su mayoría. Siempre había un matón en algún lugar, listo para saltar sobre los más callados y pequeños. Había conseguido su parte justa de moretones y labios ensangrentados, pero Jisung nunca había permitido que nadie le impida ser quien era. 

Su cabeza giró bruscamente cuando oyó crujir la grava. Había un hombre alto y musculoso de pie detrás de él.

—¿Qué tenemos aquí?—, Preguntó el hombre. 

—Un producto de tu imaginación—, respondió Jisung. —Realmente no estoy aquí, así que me voy.

El tipo dio a Jisung una amplia sonrisa. —Entonces no te importará si tomo ese producto de nuevo a mi camioneta. 

SKZ PanterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora