Changbin maldijo cuando él olfateó el aire y el aroma seductor regresó, más fuerte y más poderoso en este momento. Ahora que sabía lo que olía y se sentía como Felix, Changbin luchó con fuerza contra la voluntad de plomo de llevar a Felix para abajo y follar con él hasta la próxima semana.
Su pene había crecido con fuerza en menos de un segundo, dolorido y con la necesidad de estar dentro del cuerpo de Felix.
― Oh, Dios ― Felix susurró mientras saltaba lejos de los brazos de Changbin. ― Ha vuelto.
Changbin podía sentir sus caninos deslizándose libres mientras miraba al pecho desnudo de Felix. Él quería morder al hombre, lamiendo cada centímetro de la maldita piel expuesta hasta que Felix estuviera gritando su placer.
― Lo estoy intentando...
Changbin puso sus manos en las sienes cuando dio un paso atrás.
Sabía que era un intento inútil.
La Madre Naturaleza no iba a ser detenida.
Había un instinto natural, una unidad, un fuerte necesidad en el ADN shifter que lo hacía capaz de cazar a cualquier pantera que estaba en celo.
Y Felix estaba definitivamente en celo.
Eso explicaba al otro shifter viniendo detrás de Felix.
Y habría más.
Si hubiera algún shifter dentro de unos diez kilómetros de esta cabaña, ellos seguirían el olor hasta su compañero y estarían dispuestos a matar por tener a Felix. Changbin quería agarrar a Felix y correr, pero no importaba a dónde se fueran, el olor vendría con ellos.
Los ojos de Changbin cayeron a la ingle de Felix y podía ver que el hombre estaba duro. Eso sólo aumentó la necesidad de Changbin.
― Felix.
Cuando Felix giró y corrió, Changbin instintivamente fue en su persecución. La cabaña no era grande, pero el chico logró encerrarse en el baño una vez más.
Changbin dio un puñetazo contra la puerta, con su mente nublada y el olor impregnaba su cerebro.
― ¡No podemos! ― Felix gritó desde el otro lado. Pero Changbin no oyó ninguna convicción detrás de las palabras del hombre. El cuerpo de Felix estaba más que probablemente implorando a Felix para ir hacia Changbin, y dejar a Changbin dominarlo.
La pantera de Changbin maulló en aprobación. La criatura se estrelló en sus entrañas, casi obligando a Changbin para tirar la maldita puerta abajo. Changbin apoyó sus manos, en el marco de madera mientras cerraba sus ojos.
Tenía que tomarlo con calma.
Había ruido en el otro lado de la puerta, diciéndole que Felix estaba caminando de un lado a otro. Changbin comenzó a imaginar a su cadera balanceándose hacia adelante y hacia atrás. Quería morder los globos redondeados de Felix. Su boca se hizo agua deseando el sabor de la polla del hombre. Y la erección de Changbin palpitaba por enterrarse profundamente en el culo de Felix. La cabeza de Changbin rompió cuando vio una sombra enfrente de la ventana a su derecha. Su teléfono celular comenzó a zumbar, pero Changbin lo ignoró. Llamó con un toque leve en la puerta.
― Felix, tenemos que irnos.
― No voy a caer en esa trampa.
Changbin miró por la ventana, pero no vio nada. Él sabía que no estaba imaginando cosas. Era imposible saber cuántas panteras o lobos estaban en la zona, siguiendo el olor de Felix.
