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Jeongin observó la oficina junto a la habitación de Hyunjin. Todos esos muebles tendrían que irse. Quería el cuarto del bebé cerca, así que Hyunjin iba a tener que sacrificar su oficina.

Jeongin se asombró de lo mucho que había comenzado a aceptar la idea de tener un bebé desde que salió de la tienda de bebés. Tal vez sea el hecho de que aceptar la idea de pertenecer a Hyunjin había aligerado un poco los pasos. Este podría no ser un romance convencional, pero a Jeongin no le importaba. La vida finalmente estaba cambiando y las cosas iban bien para él... por primera vez.

-Wow, mira todas estas cosas.

Jeongin levantó la vista para ver a Seungmin de pie en la puerta. Había una cálida sonrisa en el rostro del hombre. -Veo que dejaste de negar que estás embarazado -Seungmin dijo mientras se contoneaba en la habitación. El hombre se puso en cuclillas hasta que estuvo lo suficientemente bajo como para caer sobre las almohadas en la esquina-. Me preguntaba por qué tenían todas estas almohadas, pero estoy empezando a ver el brillo en la idea. Se sienten cómodas como el infierno.

Dando la espalda a la oficina, Jeongin miró a Seungmin. -Sólo te faltan unas semanas. ¿No tienes miedo? -Jeongin podría perderse en la dicha de hacer un hogar con Hyunjin, pero si estuviera cerca de su fecha, Jeongin no estaría tan calmado. Probablemente estaría hirviendo veinte ollas de agua, acumulando toallas, y paseándose por los pasillos como un maníaco.

¿Tendrían veinte ollas? Jeongin tendría que comprobar.

-Aterrado es decirlo suavemente -Seungmin respondió mientras Jeongin descargaba las bolsas de las compras, y colocaba la ropa doblada sobre la cama. No podía creer la cantidad de cosas que Hyunjin le había comprado. Nunca en su vida alguien había sido tan generoso con Jeongin.

Aún se preguntaba por qué Hyunjin se aseguró de que tuviera un montón de túnicas. Aunque la tela era agradable, era un poco extraño que Hyunjin le comprara diez de ellas en varios colores.

-Con lo extraño que esto es para ti y para mí -dijo Seungmin- . Estoy seguro de que las panteras saben lo que están haciendo cuando se trata de dar a luz. -Seungmin arrugó la nariz- . Al menos, espero que lo hagan.

-Tú serás el conejillo de indias -dijo Jeongin con una risita-. Van a practicar en ti antes de que lleguen a mí.

-Eso no es gracioso -respondió Seungmin-. Doyoon me aseguró que él sabe lo que está haciendo.

Jeongin frunció el ceño cuando Seungmin se puso de rodillas y luego se empujó a una posición de pie. -¿Tienes que rodar de esa manera?

Seungmin desechó la preocupación de Jeongin. -Es bueno tener a alguien con quien hablar, y se ve que necesitas ayuda para mover las cosas.

Jeongin señaló hacia la oficina de Hyunjin. -En realidad, voy a necesitar a algunas de esas panteras para mover los muebles de la oficina de Hyunjin al ático. El cuarto también va a necesitar una mano de pintura y alfombras nuevas.

Seungmin juntó las manos y empezó a frotar una contra la otra. -¿Entonces qué necesitas que haga?

Jeongin bajó la mirada hacia el vientre hinchado de Seungmin. - Toma asiento en algún lugar y trata de no entrar en trabajo de parto.

Seungmin le frunció el ceño a Jeongin. -Estoy embarazado, no inválido.

Jeongin se rio. -Amigo, acabas de rodar sobre tus manos y rodillas para levantarte.

Aun así, no protestó cuando Seungmin comenzó a colgar la ropa nueva de Jeongin en el armario. Quizás el tipo estaba buscando algo para ocuparse en lugar de pensar en cómo saldría el bebé.

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