-¡Todos ustedes son un grupo de locos! -Seungmin gritó cuando llegó junto a Chan-. Quiero salir de este manicomio.
No era así como Chan tenía la intención de que Seungmin se enterara, pero el gato ya estaba fuera de la bolsa -por así decirlo. Lo único que Chan podía hacer ahora era controlar los daños. -Cálmate, Seungmin.
-¿Cálmate? ¿Cálmate? ¿Estás loco? -El hombre se veía al borde de una crisis nerviosa-. Me arrastraste a través de la nación ¿para qué, embarazarme? -Seungmin arrojó sus brazos en el aire como si estuviera tratando de asustar a un perro rabioso-. ¡Necesitas que te examinen la cabeza!
Chan hizo algo que nunca había hecho antes. Se retiró.
Dejando a Seungmin despotricar, Chan volvería a salir. Una vez que Seungmin se calmara, entonces hablarían. Seungmin no iba a escuchar a Chan mientras se encontrara en shock.
-Lo siento -dijo Felix cuando Chan se unió a la pantera-. Llegó justo en ese momento a la puerta. -Sacudió la cabeza-. Debió haber sido sigiloso porque ni siquiera olí que se acercaba.
Chan tampoco. -Encárgate de archivar ese papeleo. Yo me encargo de Seungmin.
Felix no estaba muy convencido, pero se fue. Chan podía oler a otras panteras en la zona y sabía que mantenerlos alejados era una batalla perdida. Ninguno se opondría a la orden de Chan, pero su curiosidad era demasiado grande como para ignorar totalmente al huésped de Chan.
La puerta de malla se abrió de golpe, y Seungmin salió caminando penosamente los escalones.
La ceja de Chan se levantó. -¿A dónde vas?
Seungmin levantó el brazo y se despidió con el dedo de Chan mientras seguía caminando. Un gruñido salió de su garganta y Chan usó su telequinesis para teletransportar a Seungmin a la silla a su lado.
Seungmin jadeó y palideció. Miró hacia donde había estaba parado y luego hacia abajo entre las piernas antes de levantar la cabeza y ver a Chan.
- ¿Qué jodidos está pasando aquí?
Chan podía oír una risita cerca y sabía que una de las panteras estaba muy entretenido.
-No te puedes ir -dijo Chan con fingida indiferencia, aunque sentía demasiadas emociones para nombrarlas. La idea de que Seungmin cruzara el duro camino era francamente aterradora. Por alguna razón Leehye estaba en pie de guerra, y Chan no podía arriesgarse a que Seungmin fuera capturado por uno de los hombres de Leehye.
Además, se estaba encariñando del humano. El gato de Chan ronroneó con ese pensamiento. Bueno, él estaba más que encariñado, pero tener a Seungmin en su cama para calmar al hombre no iba a funcionar, a juzgar por el terror en los ojos de Seungmin.
-Sólo me moviste desde allí. -Seungmin señaló hacia el camino que se alejaba de la casa-. Hasta aquí. -Señaló a su silla-. ¿Cómo?
-Telequinesis. -Chan se echó hacia atrás, esperando que desatara su ira. Si Seungmin había enloquecido al saber que estaba destinado a ser un criador, iba a reventársele un vaso sanguíneo por haber sido movido por la mente de Chan.
La frente de Seungmin se arrugó, una pequeña mueca se formó en sus rasgos. -¿Has tenido este poder todo el tiempo?
Chan no estaba seguro de a dónde iba Seungmin con su pregunta. -Sí.
Seungmin se puso de pie. -¿Entonces por qué diablos no nos teletransportaste desde ese maldito hotel? -El hombre gritó sus palabras con su rostro de un precioso tono rojo. Chan no había esperado esto.
-Porque no puedo mostrar ante los humanos lo que soy capaz de hacer.
Los ojos de Seungmin ardían y su rostro se hizo más rojo. - ¿Entonces por qué hicimos ese viaje tan largo?
