Felix tejió su camino de regreso a su cama después de vomitar el almuerzo en el inodoro. No había forma de volver a trabajar hoy.
¿Cómo demonios podía haber sido tan estúpido?
Quería golpear en su propio culo por haberse dejado llevar en el momento y dejado que sus hormonas lo gobernaran.
Él lo sabía bien.
Felix había tenido cuidado toda su vida, lo que significaba que incluso era virgen.
Era un Chekota Criador. Descuidarse no era una opción, sin embargo, había lanzado la precaución por un precipicio con un toque cálido.
¿Era un maldito necesitado?
Dios, era tan patético.
Un beso y había perdido la razón.
Y ahora su cuerpo estaba pasando por el cambio, preparándose para llevar a un niño.
Hablando sobre la peor clase de error que podría haber cometido.
Se subió a la cama, y tiró las mantas sobre su cabeza.
¿Cómo pude ser tan descuidado?
Tal vez un agujero se abriera y lo tragara.
Sabía que no tendría tanta suerte.
No importa de quién se trataba.
Si Felix tuviera relaciones sexuales, quedaría embarazado. La idea lo ponía enfermo.
Gimió cuando alguien llamó a la puerta de su habitación.
Felix no quería ver a nadie ahora. Estaba demasiado ocupado reprendiendose a sí mismo.
― Felix.
Cuando oyó la voz de Chan, tragó.
Su alfa era la última persona que quería ver.
No quería mentirle al hombre, pero sabía que no podía decir una palabra. No le había dicho a Chan acerca de ser un Chekota Criador. Por un fugaz segundo Felix consideró decirle al alfa lo que estaba pasando. Pero esta era su confusión y necesitaba resolverlo por sí solo.
― ¿Estás bien? ― Preguntó Chan. Felix podía sentir el hundimiento en la cama y sabía que el hombre estaba sentado a su lado. Había hecho algunas cosas estúpidas en su vida. Creció en las calles y había algunas cosas en su pasado de las que no estaba orgulloso. Pero lo que había hecho en el ascensor tomó la parte superior del pastel. Fue la madre de todas las estupideces.
Felix bajó la manta.
― Sólo un malestar estomacal. ― Se sintió como una mierda por mentirle a su alfa.Preocupación llenó los ojos de Chan cuando le preguntó. ― ¿Debo llamar a Doyoon?
Esa era la última cosa que quería hacer. Si el médico del clan lo examinaba, de inmediato sabría lo que estaba mal. Ya era malo suficiente haber cometido un error tan tonto. La reacción de Changbin ayer le dijo todo lo que necesitaba saber.
El jefe de seguridad había sido sorprendido en el momento, nada más. Lo que habían hecho en el ascensor eran sólo dos personas rascándose la picazón. Tan pronto como se abrieron las puertas, Changbin había huido.
Eso se merecía Felix.
Sin embargo, cuando regresó del baño, esperaba que Changbin estuviera esperando en su escritorio. O, al menos, en su oficina. Pero Changbin no había perdido tiempo en alejarse de Felix.
Además de sentir que había sido golpeado, se sentía mortificado para enfrentar a Changbin.
― No ― respondió al hombre. ― Eso no será necesario. Sólo necesito un poco de descanso.
Chan le palmeó el brazo.
― Tomate el día libre. Tú trabajas muy duro. Descansa todo el tiempo que necesites y quiero saber si hay algo que pueda hacer por ti.
Felix se mordió el labio mientras asentía. De nuevo, se sentía como basura por mentirle a su alfa. Los ojos cálidos de Chan lo hicieron sentirse diez veces peor.
― ¿Cómo está Dahyun? ― Felix preguntó para cambiar de tema.
La hija de Chan era uno de las panteras dotadas. Ella tenía la capacidad de curación. Incluso siendo tan joven, sus poderes eran impresionantes. Sería una poderosa pantera cuando fuera mayor. Seungmin pasó un tiempo en el solarium con Dahyun y todo el mundo se dio cuenta de cuan intensamente saludables las plantas se veían. Ellas crecieron tanto solo con una visita diaria. Incluso el lado del jardín afuera había comenzado a producir las mayores y más maduras frutas y verduras que Felix había visto.
Una sonrisa tiró a un lado de la boca de Chan.
―Saludable y feliz. Gracias por preguntar ― dijo Chan. Una vez más le acarició el brazo a Felix. ― Sólo descansa.
Felix planeaba eso. Se sentía con fiebre, náuseas, le dolía la cabeza de nada. Además de todo esto, estaba mareado. No, él no iba a salir de esta cama. Sólo deseaba poder comenzar el día de ayer de nuevo y negarse a entrar en ese ascensor maldito con Changbin.
Así que cuando Chan salió de la habitación, Felix echó la manta sobre su cabeza.
― Toc, toc.
Felix gruñó cuando oyó a San. ― Estoy enfermo. Vete.
San rió cuando entró en la habitación y se echó sobre su cama. El hombre no tenía ninguna consideración.
― Pensé que estabas fingiendo para faltar al trabajo. ― San levantó la punta de la manta de Felix. ― Pensé que estabas saltandote las clases, podríamos huir y meternos en problemas.
Felix no tenía necesidad de entrar en más problemas de los que ya estaba.
― No me siento bien, San.
San miró sobre su hombro a la puerta antes de regresar alrededor.
― Me cruce a Chan en el pasillo y me dijo que estabas con dolor de estómago. Esta es una mala excusa. Pero si no estás mintiendo, entonces toma algo para ello y ven a quedarte conmigo.
― ¿Estás aburrido? ― Felix preguntó, sentado de espaldas contra las almohadas. Su estómago no se rebeló y no se sintió como si la habitación diera vueltas. Esa era una buena señal.
― Sólo loco por alejarme por un tiempo. ― San sonrió, mostrando sus hoyuelos. Era raro que él y San salieran. Felix trabajaba el todo el tiempo. Pero él estaba empezando a preguntarse sobre el sufrimiento de San. El hombre parecía realmente sincero sobre el deseo de alejarse por un momento y llevarlo con él.
Lástima que su cuerpo todavía se sentía como una mierda.
― Voy a pasar, San. Realmente no me siento bien y necesito dormir un poco.
