Aniversario

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Era una hermosa mañana, los pajaritos revoloteaban en el cielo cantando bellas canciones

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Era una hermosa mañana, los pajaritos revoloteaban en el cielo cantando bellas canciones. El día cálido era perfecto para una salida con amigos o pareja. Así lo veía Bill al apenas abrir los ojos por la mañana, se levantó de su cama con una sonrisa en los labios, tarareando una canción pegadiza mientras se duchaba, escogía su mejor vestimenta, y se maquillaba lo mejor que podía.

¿Por qué Bill está así de contento? Simple, hoy cumplía seis años de noviazgo con Tom, su pareja.

Al terminar de secar sus rastas, se miró en el espejo, deleitándose por el resultado, se veía muy bien.

Una sonrisa apareció en su rostro al imaginar los cumplidos que le diría Tom, esperando que ya no esté enojado por la última pelea que tuvieron, pero en fin, eso era un tema que no se podía tocar hoy, en su día perfecto. 

Suspiró aún sin dejar su sonrisa y esperó a que su novio llamará. Vió la hora, Nueve y cuarenta de la mañana, susurró pensativo. Tom siempre lo llamaba desde temprano en cada aniversario, se hablaban melosamente y luego salían a comer, al cine, o alguna sorpresa que tenía el mayor.

¿Seguirá enojado? ¿Espera a que yo lo llamé primero? Fueron sus pensamientos. Si bien, su pelea había sido hace dos semanas, cada que se veía con Tom lo encontraba un poco distante pero luego de que le preguntará si estaba bien, se volvía meloso, pensó que ya habían dejado de lado la pelea y más en un día como este.

Habían peleado por algo común en parejas, los celos. Bill había estado celoso de una amiga de Tom, que si bien no conocía, el trenzado no dejaba de hablar de ella cada que se veían, hasta que una tarde, el menor le reviso el teléfono, encontrándose con mensajes de aquella chica y Tom, muy melosos para su gusto, llegando a malinterpretar aquellos mensajes, le gritó al mayor sobre eso, y el otro en vez de explicar, reaccionó enojado, gritándole al pelinegro que la veía como una hermana, y que jamás le sería infiel. Bill le creyó, pero aún enojado se fue de la casa de Tom. Al día siguiente le restaron importancia, ya que en vez de hablar, el trenzado ignoro el tema, y Bill también al no querer iniciar otra pelea.

Agarro nuevamente su teléfono y decidió que le marcaría a Tom, lo hizo pero no contestó, su sonrisa se convirtió en una mueca cuando al marcar por cuarta vez lo mandarán a buzón de voz, frunció el ceño, y marco una última vez, pero sonaba apagado.

¿Y si le pasó algo? Con ese pensamiento, se desesperó, estaba ahora angustiado, tomo su teléfono y salió dispuesto a ir a la casa de su novio.

...

Casi suspiró al ya estar a unos pasos de la casa de su pareja, tocó la puerta cuando llegó, y espero, un poco inquieto, hasta que la madre de su pareja salió.

— Oh Hola cariño, ¿Todo bien? — Abrazó a Bill como saludo, y este le devolvió el gesto con una sonrisa, ambos tenían una linda relación de suegra y yerno aún si no estaba casado con Tom. Aún.

30 Días (Toll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora