Unilateral

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¿Por qué no lo entiendes? Siento que puedo morir si sigues negando mis sentimientos. Dijiste que superaríamos las adversidades, pero ¿por qué te rindes?

Me estás dejando solo. Mentiste después de tanto.

Caminó por la habitación en círculos, preocupado, nervioso y ansioso

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Caminó por la habitación en círculos, preocupado, nervioso y ansioso. Se volvió a mirar en el espejo, limpiando su traje blanco para quitar las arrugas que eran inexistentes.

— Por favor, que todo salga bien. — Susurró, cerrando los ojos.

Unos toques en la puerta lo sacaron de su burbuja. Caminó a pasos lentos para abrirla.

Georg estaba parado al frente de él con una sonrisa en los labios.

— ¿Listo? — Preguntó al rubio.

— Lo estoy, ¿Es hora? — Salió de la habitación, cerrando detrás de sí la puerta.

— Debemos ir yendo, novio. — Codeó al menor con una sonrisa cómplice.

Bill rio ligeramente.

— Georg. — Llamó dejando su risa para mostrar preocupación.

— ¿Qué pasa? — Dejó de caminar, volteando un poco para ver al rubio.

— ¿Crees que todo salga bien? — Mordió su labio inferior, nervioso.

— Por supuesto que sí. — Dio una palmadita en su hombro, dándole ánimos. — No debes preocuparte. Tom debe estar igual de nervioso, así que mejor muestra alegría para calmar sus nervios y los tuyos. Nada va a salir mal. — Guió el camino al rubio, saliendo de la casa.

— Tengo algo de miedo. — Susurró viendo el auto que lo llevaría hasta la iglesia.

— ¿Por qué? Ustedes pasaron por tanto; deberían estar felices, es un día especial. — Abrió la puerta para que el otro ingresara al vehículo.

Bill pasó al auto, pensando si contarle a su amigo los problemas que rondaban su mente.

— Dime qué te abruma. — Dijo Georg mirando por el espejo del retrovisor.

Bill suspiró profundamente, mirando por la ventana. — Últimamente tengo pensamientos oscuros... Tom se volvió raro. — Susurró, sintiendo una presión en su pecho.

— ¿Por qué lo dices? — Georg se preocupó, tratando de prestar atención al camino para evitar un accidente.

— Estos meses volvió a ser distante y apenas habla conmigo, incluso si está en casa la mayoría del tiempo. — Bill hablaba mirando por la ventana, mostrando notoria tristeza.

— ¿Como hace tres años? — Preguntó dejando de manejar, estacionándose a un lado de la pista.

— Sí...

30 Días (Toll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora