ApuestaTom, desde que tenía memoria, se consideró un chico reservado, callado y un poco tímido, o tal vez mucho, pero aquello solo era cuando no tenía la suficiente confianza con su entorno, porque si la tenía, era completamente diferente. Podría ser más relajado, animado y un poco hiperactivo.
Así que, cuando fue matriculado en una nueva escuela a mitad del año escolar, tuvo que resignarse a volver a aquella faceta, al ser como un gato asustado al rededor de perros. No le gustaba, pero era lo mejor para que las personas malas no se le acercaran.
¿Pero por qué la expulsión? Lo habían difamado con algo horrible. Un grupo que lo venía molestando desde que era muy niño, lo habían acusado de estar en los baños de las niñas y, para empeorar las cosas, sacando fotos. Cuando la directora se lo dijo, no podía creerlo. Él era inocente, pero existían supuestas pruebas, y eran nada menos que aquellas fotografías que, según el grupo de chicos, él había sacado. Trató de explicar que era falso, pero nadie le creyó.
Su madre comentó lo decepcionada que estaba con él. Le dolió tanto que lloró luego de meses sin hacerlo.
Estaba viviendo una pesadilla. Todos se enteraron de la supuesta persona que era: un acosador. Pero claro que no lo era. Fueron tantas las burlas, palabras de odio y miradas horribles que le dirigían que estuvo a punto de cometer un atentado contra su propia vida, pero su madre ingresó a su habitación justo cuando tenía las pastillas en la boca.
Finalmente, la mujer comprendió y apoyó a su hijo, comenzando con mudarse lejos de Berlín hasta Magdeburgo. Una nueva escuela, una nueva vida.
Desde su primer día, su timidez obstaculizó que socializara, y así fueron los días siguientes, hasta que el más popular de la clase se acercó a él y le sacó plática. Desde ese momento, su corazón no dejó de latir con fuerza cada vez que el otro se acercaba.
Tom no se consideraba homosexual, nunca se le vino a la mente. Había tenido varias novias y con todas pudo disfrutar del sexo, hasta que conoció a Bill.
El hecho de que el chico de cara bonita le hablara hacía que se emocionara por dentro, como si fuera una adolescente leyendo un libro de romance. Pero era muy lento para las conversaciones; apenas contestaba con un sí o no a las preguntas que le hacía Bill. Pensó que el otro se aburriría y lo dejaría, provocando tristeza en él, pero no pasó.
Pudo disfrutar la compañía de Bill en cada salida. Era como un sueño, porque para ese entonces ya había aceptado su fuerte enamoramiento hacia el pelinegro.
Hasta que un día, antes de llegar a la escuela, se topó con un castaño. Y una vez más se deprimió, ocasionando que llorara en los baños de la escuela.
Su corazón no soportaba el enterarse de que Bill solo hablaba con él por un reto que ahora, por palabras del propio castaño, era una apuesta con un valor monetario de por medio.
Tenía rencor, pero aún estaba enamorado de él.
Mordió su labio inferior al recordar la conversación que había tenido con Georg, amigo de Bill.
Luego, otro recuerdo llegó a él. Aquel plan que Georg sabía y le había contado para que no se dejara llevar.
Pero ahora mismo tenía a Bill debajo suyo, gimiendo de gusto.
Si se había dejado llevar.
Su sangre hirvió al recordar que todo era solo por una apuesta, volviéndose más brusco, presionó su agarre en la cintura y aceleró el ritmo de sus caderas.
Pudo escuchar los gemidos de Bill más sonoros, aunque luego de un rato escuchó un sollozo.
— ¡Basta! — Gritó Bill tratando de separarse del contrario.
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30 Días (Toll)
FanfictionHistorias (one shots) que se me ocurren con esta pareja. El contenido es toll, por lo que, si no te gusta, te sugiero que te retires. Hay escenas subidas de tono. Leer con precaución, por favor. ~Escribo por diversión~