30 Días (Toll)

Extra⁴

Fotos

Mi hermosa colección de fotos... que lindas fotos las que tenía.

Besé nuevamente su piel desnuda, mientras dejaba lamidas y mordidas. Con mi mano sujete su cuerpo y con la otra, agarre mi teléfono para abrir cámara.

Su cuerpo temblaba, recientemente había tenido un orgasmo que lo hizo caer en el colchón.

Era exquisito.

Y lo mejor de todo, era que tenía guardado todo en mi teléfono.

— Bill... — Susurré cerca de su oído. Lo escuché suspirar y poco después, abrazarme con fuerza del cuello.

Sonreí y seguí moviendome en su interior; no pensaba terminar tan rápido.

Me encantaba todo de él, cada parte, aún si éramos casi iguales... iguales... aquel pensamiento me hizo sentir exitado, y comencé con fuertes embestiadas, a la par que lo tomaba de su estrecha cintura.

— Shh. — Lo callé al escuchar sus gemidos más sonoros.

Pero no paraba, sabía que no le importaba si mamá u otros lo escuchaban, estaba perdido en sentirse bien, en cómo yo lo hacía sentir así.

Coloqué mi teléfono en su rostro y puse grabar. No era nueva aquella acción de mi parte, después de todo a Bill no le molestaba, porque hacía las mejores expresiones frente al teléfono.

Observé más detalladamente su rostro... sin duda hermoso. Tenía tantas ganas de subir todo lo que tenía en mi teléfono y mostrarle al mundo el ser tan exquisito que vivía conmigo y que podía disfrutar todos los días... para mí, y luego reírme en sus caras por no tenerlo, porque era mío y de nadie más.

Solo yo podía tenerlo debajo o encima mío.

Bill me pertenecía.

Su corazón, cuerpo y vida a mi disposición.

Nadie tenía porque mirarlo con otros ojos, nadie.

Y reconozco que experimente una dependencia a él, pero sé que es mutua.

— ¡Tom...! — Soltó en un gemido delicioso.

Me gustaba, lo deseaba cada vez más.

Me hundía en él sin querer despegarme mientras lo sostenía entre mis manos. Mi teléfono hace mucho que lo había soltado en la mesita de al lado. Ahora necesitaba mostrarle cómo me sentía y lo rápido que mi pecho latía por él.

Besé sus labios siendo correspondido, no fui brusco ni mucho menos rápido, al contrario, fuí cuidadoso, lento y dulce.

También lo eran mis penetraciones: solo lentas y profundas, sin necesidad de ir tan rápido.

— Cariño, eres fabuloso. — Me dijo luego del beso y mi corazón no pudo estar más que feliz, por lo que sonreí en grande y poco después me volví más cariñoso, besando otra vez su cuerpo, y dejando marcas rojizas en su cuello.

— Billy, me enamoras mucho. — Susurré.

Ahora tenía su cuerpo encima mío, y él no dejaba de abrazarme por el cuello. Bill se complacía a su mismo, moviéndose y utilizando de mí a su antojo.

— ¡Ahh! Mnm... — Gemía cada que saltaba en mi miembro endurecido.

Me hechizaba cada que tomaba el control, y aquella posición era tan caliente ya que podía observar su rostro más a detalle.

— Eres precioso. — Besé su mentón con jugueteria.

Todos los días, por la noche eran los más esperados por ambos.

Así sería hasta que nos cansemos, aunque dudo, no, afirmó que nunca existiría ese día.

No permitiría que él se alejará de mí