Crianza

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Omegaverse.

Pueden tomarlo como segunda parte de "Antojos" si gustan.

Pueden tomarlo como segunda parte de "Antojos" si gustan

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Un llamado resonó en un chillido.

Tom corrió escaleras arriba, casi tropezando dos veces, pero sin darle importancia, continuó hasta la habitación con preocupación.

Bill estaba a por dar a luz a su cachorra.

Al entrar, percibió un intenso aroma que estaba impregnada en la habitación. Se acercó a Bill, quien intentaba ponerse de pie en la cama. Alerta, Tom lo abrazó con fuerza.

— Calma, amor. — Pidió, abrazándolo antes de cargarlo.

Bill jadeó, aferrándose al alfa en busca de protección.

— Tom... apresurémonos. — Habló con lentitud, sintiendo fuertes dolores en su parte baja y abdomen.

El mayor asintió, llevándolo rápidamente al auto mientras trataba de hacer su aroma reconfortante para Bill.

— Todo estará bien, cariño. — Dijo con suavidad.

— Tom... — Susurró Bill, conteniendo sonidos lastimeros y escondiendo su rostro en el pecho del trenzado.

El alfa sintió los dolores de su omega al estar entrelazados. Apresuradamente, llegaron al auto y acomodó con cuidado a Bill en los asientos traseros.

— La... maleta. — Dijo con la voz entrecortada.

— Aguanta un poco más, por favor. — Tom volvió a la casa en busca de la maleta para el bebé, la revisó rápidamente y salió corriendo.

— Vámonos. — Arrancó el auto.

Bill no contestó, sintiendo sus partes bajas húmedas. Mordió su labio inferior para no soltar un chillido, agarrando su abultada barriga entre sus manos.

— Maldito tráfico. — Maldijo Tom. — ¡Está en verde! ¡Muevete! — Gritó al auto de adelante.

— Tom, creo que... — Se removió inquieto en los asientos, tratando de aliviar el dolor, pero seguía igual.

— Un poco más, ya estamos cerca. — Dijo el alfa, angustiado al ver el aspecto lamentable de Bill en el espejo retrovisor.

— Por favor, rápido. — Pidió, respirando profundamente.

Tom aceleró un poco más, atento al camino y a Bill por el retrovisor.

— Tom... — Cerró los ojos con fuerza. — ¡Maldito seas! — Gritó al sentir una fuerte presión en su abdomen.

— Dios... — Murmuró el alfa preocupado.

— Tú y tu maldito pene se pueden ir a la mierda. — Dijo con la voz quebrada y temblorosa, soltando quejidos lastimeros.

— Ya vamos a llegar, aguarda amor. — Habló nuevamente el mayor, pensando en que debería responder.  — Pero Bill... no te quejaste cuando concebimos a nuestra pequeña. — Sonrió mirando por el retrovisor las muecas de desaprobación de Bill.

30 Días (Toll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora