Lamentos (Aniversario)

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Segunda y última parte de "Aniversario" :D

Tom se quedó con la boca abierta, los ojos abiertos de par en par, mostrando desconcierto; su cuerpo se puso tenso y sus latidos aumentaron a una velocidad anormal

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Tom se quedó con la boca abierta, los ojos abiertos de par en par, mostrando desconcierto; su cuerpo se puso tenso y sus latidos aumentaron a una velocidad anormal.

— ¿Qué estás diciendo? — Logró formular palabras temblorosas, luego de unos segundos callado.

— ¿Es un familiar? Marqué a este número porque estaba en los contactos de emergencia
del paciente. — Se escuchó la voz de una mujer desde el otro lado de la línea.

— ¿Cuál dijo que era el nombre del hospital? — Preguntó con la voz quebrada.

Era malo, muy malo.

Tom había estado en casa, luego de que Bill saliera corriendo, se quedó sentado en el sillón mientras pensaba si había estado haciendo lo correcto.

Luego de una hora su teléfono sonó.

Llamada del hospital.

Bill sufrió un accidente.

















































Corrió sin importarle nada, haciendo caso omiso a las preguntas de su madre, no le importaba el mundo, porque el suyo, se encontraba en una cama de hospital.

Se subió al auto y condujo a gran velocidad por las calles, ignorando las señales y las normas de tránsito, lo único que le importaba era llegar cuánto antes al hospital.

— Dios mío, ¿Por qué? — Susurró, apretando el volante en sus manos. Las lágrimas caían sin parar de sus ojos, mientras, el olor a la gasolina de los demás autos le irritaba la nariz, dejándole un sabor áspero en la boca.

Las lágrimas causaban que su vista se nublara, evitando así que no logrará enfocar su vista en la carretera. Los gritos lo desconcertaron, al igual que, el repentino juego de bocinas que empezó a sonar repentinamente.

Frenó de manera rápida y abrupta, provocando un terrible sonido en las llantas. Recostó su frente en el volante, respirando con agitación.

— ¡Conduce bien! — Golpeó con el pie, la llanta de su choche.

Subió su mirada viendo a un señor a un costado de la carretera. — ¡Lo siento! — Se disculpó y sin más, volvió a conducir.


















El olor a productos de limpieza, medicina y desinfectante, todo junto, quedó impregnado en él y su nariz, una vez entró al hospital. Sin descanso, camino hasta una enfermera cerca de él.












— ¿Me puede repetir qué es del paciente? — Preguntó la enfermera, dejando de ver su computadora.

Se quedó callado sin saber que responder.

30 Días (Toll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora