Reencuentro

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El humo del cigarro fue exhalado a la par que observaba a las personas bajar y abordar sus destinos

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El humo del cigarro fue exhalado a la par que observaba a las personas bajar y abordar sus destinos. Con pasos firmes mientras sujetaba su maleta, caminaba por el gran lugar, evadiendo a las personas que se atravesaban. Cuando finalmente pudo salir al exterior, inhaló el aire frío y sonrió luego de mucho tiempo.

Tom estaba de regreso.

Desde su partida, la última vez que vio a Bill, habían pasado varios sucesos que primero fueron buenos pero luego dejaron marcados a Tom de forma negativa.

El contexto de la situación debe ser dicha desde el punto de su regreso a Berlín. Estuvo en contacto con Bill y Georg por un año. Tom siempre todas las mañanas marcaba al pelinegro igual que por las noches antes de irse a dormir, sus pláticas fueron las más lindas y sinceras, abarcando a profundidad de todo lo referente a sus emociones.

Pero un día eso cambió.

Un año y seis meses, el tiempo necesario para que Tom volviera a Magdeburgo. Había terminado sus estudios con honores y se encontraba tan feliz no solo por tener una profesión sino porque podría ir a por Bill. Aquel día, emocionado trató de llamarlo pero no hubo respuesta, primero comprendió que tal vez estaría ocupado pero luego al pasar las horas el teléfono sonaba fuera de servicio. Al día siguiente de aquella vez volvió a llamar y al no obtener respuesta, decidió llamar a Georg pero su teléfono, de igual manera estaba fuera de servicio.

Trató de contactarse desde ese momento con insistencia, cada que podía pero los días pasaban y no había una respuesta. Para rematar el hecho, el teléfono de Tom, donde tenía los números, se dañó al caer al agua. Tom lo describió como el día más infeliz que pudo haber tenido.

Y por supuesto que cuando no podía comunicarse, trató de viajar hasta Magdeburgo pero le fue imposible por problemas con la mudanza, lo solucionó luego de unos meses, y para ese entonces aún no podía comunicarse con Bill.

Pero ahora, luego de dos años, estaba aquí.

— ¿A dónde, señor?

Dejó de estar perdido en sus pensamientos para hacerle caso al chófer del taxi, dónde minutos antes se había subido.

Tom lo pensó. Había llegado pero no tenía idea a dónde dirigirse; si a su apartamento alquilado, que meses atrás había estado preparándolo, o ir a casa de Bill, no tuvo que pensar mucho y eligió la última opción.

Solo esperaba encontrarlo.

Miraba por la ventana la gran ciudad con las casas y algunos edificios, mientras sonaba una canción en sus audífonos. Estaba relajado pero ansioso a la vez, tenía esa sensación de paz de finalmente estar en casa y ansioso de poder volver a ver a Bill, porque sí, en esos dos años no pudo olvidarse del otro, pensando en él en cada momento.

Recostó su cabeza en el respaldo del asiento, cerrando los ojos con suavidad, hasta que aquel último beso en el aeropuerto vino de pronto a su mente, haciendo que sonriera levemente.

30 Días (Toll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora