Querido

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Miré nuevamente la prenda en mis manos, pensativo

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Miré nuevamente la prenda en mis manos, pensativo.

Un recuerdo vivido llegó a mí, haciendo que torciera los labios. Hace algunas horas, mi gran amigo Gustav me había propuesto una loca idea: vestirme de manera provocativa.

¿Por qué? Veamos, estoy completamente enamorado del hombre más hermoso que conocí, tan atractivo que me hace suspirar cada vez que lo veo. El problema es que parece no notar mi presencia o simplemente me ignora.

Traté siempre de llamar su atención en el trabajo y reconozco que me porte muy infantil pero es que estaba desesperado... y aún no logro comprender cómo Tom aceptó una cita conmigo, pero me encontraba feliz. Aunque justo ahora estaba considerando la loca idea de Gustav. ¿Será esta la mejor manera de seducirlo? Realmente lo deseo, pero no estaba seguro.

Dejé las prendas en mi cama con rapidez al ver la hora; muy pronto serían las ocho de la noche y yo aquí sin siquiera haberme duchado. Corrí directo al baño tratando de dejar mis pensamientos con aquel vestido.

Pero bueno, no estaba funcionando. Me encontraba nuevamente mirando aquel vestido blanco. Había terminado de asearme, encontrándome listo para colocarme mis ropas, pero por quinta vez reconsideré la idea.

— ¿Qué podría pasar? — Murmuré mientras tomaba el dichoso vestido.

...







Sentía mi rostro arder de vergüenza. Al parecer, no fue una buena idea, pero claro, decidí hacerle caso a mi yo interno. Evité las miradas de las personas que pasaban a mi lado, acurrucándome más dentro de mi abrigo.

Al final, opté por ponerme el vestido, pero era tan corto y ajustado que decidí cubrirlo con un abrigo. Sin embargo, al tenerlo puesto, parecía que no llevaba nada más que las piernas desnudas, lo que atrajo todas las miradas. Disfrutaba de la atención, pero no de esta manera. Me sentía expuesto.

Mataría a Gustav por haberme metido está idea en la cabeza.

Volví a ver la hora y puse una mueca de disgusto; eran las ocho y veinte y Tom aún no aparecía.

— Me gustas, pero no te perdono
esto — Hablé para el viento, guardando mi celular en mi bolso antes de cruzar las piernas y los brazos. Mantuve mi rostro erguido con una expresión de fastidio.

— Hola, preciosa. — Escuché que me decían y volteé la mirada.

Fruncí las cejas al ver a Tom y esa sonrisa divertida en su rostro, pero luego sonreí para pararme y aventarme a darle un beso en la mejilla justo en aquel lunar, como siempre lo hacía cada que lo veía, fue una sorpresa que está vez no me haya alejado, y luego recordé como iba vestido.

— Tommy, ¿Me veo bonito? — Pregunté ladeando la cabeza con fingida inocencia.

— Lo eres. — Sentí un apretón en mi trasero haciendo que abriera los ojos con sorpresa.

30 Días (Toll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora