Apuesta

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— Te reto a

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— Te reto a... — Se detuvo, buscando las palabras, mientras su mirada vagaba por el salón. Finalmente, vio pasar a ese chico y esbozó una sonrisa antes de dirigirse a su amigo. — Enamorar al nuevo.

Los retos entre amigos pueden ser divertidos, pero cuando implican hacer daño a alguien, se vuelven muy negativos. Georg debería haber reflexionado más antes de proponer algo así.

— ¿No hay tiempo límite? — Preguntó con una sonrisa mirando a su mayor.

— Cinco meses. — Respondió.




















Al final, lo había conseguido.

Resultó más difícil de lo esperado, durante esas semanas había notado la personalidad del chico: era tímido, callado y reservado, evitando hablar con los demás. Acercarse fue sencillo; simplemente se sentaba a su lado, regalándole sonrisas y algunas palabras que el otro devolvía en susurros.

Pero ahora todo valía la pena porque estaba teniendo una salida con el chico nuevo, Tom Kaulitz.

— ¿Quieres ir por helado? — Repitió por segunda vez al no obtener respuesta.

Era sábado por la tarde, ambos chicos se encontraban en una salida en el parque. Bill no lograba sacar muchos temas de conversación ya que Tom siempre estaba callado, pero esperaba que con comida el ambiente se tornara más relajado.

— No sé... ¿Sí? — Respondió con duda, evitando mirar a los ojos del pelinegro.

Bill sonrió y, en un acto rápido, tomó la mano de Tom guiando el camino, lo que provocó un sonrojo en las mejillas del mayor.

— ¿Cuál es tu sabor favorito? — Intentó iniciar una conversación, mirando de reojo a Tom.

— Cualquiera. — Levantó su mirada encontrándose con el perfil de Bill. Sintió su corazón latir un poco más rápido, junto con un calorcito en su estómago.

— Está bien y... — Bill buscaba con la mirada alguna heladería, al tener una idea, volteó a ver a Tom. — cuéntame ¿Por qué te cambias a mitad de año de escuela? — Preguntó curioso.

Bill siempre se mostraba intrigado, pero tristemente no podía obtener una respuesta debido a la timidez del otro.

— Ah... porque... — Tom bajó su mirada, tratando de hallar una respuesta concisa para el pelinegro. Jugó con el piercing en su labio, nervioso por la penetrante mirada que le daba Bill.

— Si es un tema delicado no es necesario que me respondas. — Dijo Bill con la voz baja, dejando de ver al mayor para seguir caminando al ya divisar una heladería a lo lejos.

— ¡No! — Soltó Tom, apretando su agarre en la mano. Al percatarse de su grito se avergonzó. — Solo que es... penoso. — Susurró lo último, mirando el rostro del pelinegro.

30 Días (Toll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora