Recuerdos

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Hizo una mueca mirando a todas las parejas que había en el parque donde se encontraba

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Hizo una mueca mirando a todas las parejas que había en el parque donde se encontraba. Bufó y se recostó en la mesita, sin prestar atención a una voz que no dejaba de hablar.

— ¿Qué dices? — Escuchó decir a su amigo. Rápidamente se incorporó y mostrando una expresión confundida miró al castaño.

— Ah... Me parece bien... — Respondió con duda, sonriendo levemente al mayor.

— ¿De verdad? No pensé que no accederías, entonces let's go. — Sujetó al pelinegro de la mano jalando de él.

Bill arrugó la nariz y trató de liberarse sin lograrlo. — Georg ¿A dónde vamos? — Agarró un arbusto, sosteniéndose de una rama pero con facilidad el castaño lo jaló, ocasionando que aquella ramita se partiera.

— Ya aceptaste, no hay vuelta
atrás. — Buscó con la mirada a una persona, sonriendo al poder divisarla a lo lejos.

El pelinegro se dejó llevar, pensando en lo que había aceptado sin haber estado consciente, trató de recordar lo que le había dicho el mayor hace unos minutos, tristemente sin poder hacerlo.

Georg dejó su recorrido, soltando finalmente la mano del menor, llamó en un grito un nombre incomprendido por Bill, quien estaba parado tratando de comprender la situación.

Bill dejó de ver al mayor, volteando su vista al frente, observando a aquella persona que el otro había llamado tan alegre. Aquella escena se podría describir como las muchas películas de romance. Bill abrió los labios al ver al chico acercándose; sus mejillas se tornaron de un color rojizo, y su corazón palpitó más rápido de lo normal. Cuando lo vio a unos centímetros, sintió un escalofrío.

Bajó su mirada con nervios.

— Amigo. — Dijo Georg mientras saludaba con confianza al otro.

— Cuánto tiempo. Estaba queriendo ver un rostro conocido desde que llegué. — Habló dando un largo suspiro pero poco después sonrió, mirando al chico al lado de Georg. — ¿Es él? — Le preguntó al castaño.

— Sí, es Bill, de quien te
hablaba. — Sonrió y volteó a ver al menor quien estaba evitando ver ambos chicos. Georg se mostró confundido, tocando levemente el hombro de Bill.

— ¿Es tímido? Me dijiste que era la persona más parlanchina que
existía. — Sonrió divertido, agachándose un poco para ver el rostro cubierto de cabello, con curiosidad.

— Bill, ¿Pasa algo? — Preguntó con preocupación el castaño al no obtener una respuesta.

El pelinegro respiró con profundidad, subiendo lentamente su mirada mientras sentía un fuerte calor en sus mejillas al ver con más claridad al chico frente a él.

Si le hubieran dicho hoy en la mañana "Verás a un chico que te hará sentir como la protagonista de una película de romance" se hubiera reído y burlado sin parar, pero ahora mismo su corazón latía fuertemente sin motivo, aunque, sí había un motivo y era aquel chico.

30 Días (Toll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora