(separador todo cutre porque lo hice en dos minutos)
— ¡Jamás lo haré! — Replicó con determinación, apartándose de la mesa donde anteriormente comían.— No tienes elección. — La mujer se puso de pie con gracia, acercándose a su hijo. — Lo harás. — Repitió con firmeza, abanicando su rostro.
— Padre... — Buscó apoyo en el hombre, suplicando con la mirada.
— Lo siento, Tom. — Susurró con pesar.
— No pueden obligarme a esto. — Frunció el ceño con indignación.
— Es tu deber. — Tomó la palabra la mujer. — Te casarás en cuatro meses con la princesa Annly, y eso es definitivo. — Cerró su abanico con determinación, abandonando el despacho.
— Malditos sean ambos. — Murmuró Tom, abandonando el comedor. El hombre quedó solo en la imponente mesa, negando con la cabeza por la reciente discusión.
Tom atravesó rápidamente los pasillos del palacio hasta llegar a los establos. Con determinación, tomó a su caballo, se encaramó en él, inclinó ligeramente su cuerpo hacia adelante y aplicó una leve presión con las piernas en los costados del caballo.
— Andando, Bianca. — Susurró, sintiendo la brisa en su rostro debido a la velocidad en la que iba.Paró al llegar al bosque, saltando del caballo con gracia, amarrando la rienda en un árbol.
— Quédate aquí, vendré por ti en un momento. — Acarició con suavidad el lomo del animal, dándole una manzana.
Caminó un poco para llegar a un pequeño lago, se sentó en la orilla mirando su reflejo, bajo un gran árbol.
— ¿Por qué yo? — Murmuró con pesadez.
No quería casarse tan joven, y menos con aquella princesa. Se lamento mientras formaba remolinos en el lago.
— ¿Tú qué? — Se espantó al escuchar una voz.
Se levantó rápidamente y, por reflejo, buscó su espada en la cadera; segundos después, recordó que no la tenía consigo. — ¿Quién eres? — Preguntó en voz alta, buscando a la otra persona.
— Aquí arriba, chico. — Dijo riendo, aventando una hojita seca al contrario.
El príncipe levantó la mirada con confusión, observando a un chico en lo alto del árbol.
— Tú... — Susurró sin saber que decir al contrario.
— Perdón por interrumpir tus lamentos, pero necesito
ayudita. — Hablo el chico, sujetándose de unas ramas.— ¿Cómo llegaste ahí? — Se atrevió a preguntar, tratando de adivinar cuantos metros tenía el árbol.
— Es una historia muy graciosa. — Dijo riendo de los nervios.
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30 Días (Toll)
FanfictionHistorias (one shots) que se me ocurren con esta pareja. El contenido es toll, por lo que, si no te gusta, te sugiero que te retires. Hay escenas subidas de tono. Leer con precaución, por favor. ~Escribo por diversión~