Capítulo 10 Seis o siete canciones

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Narra: Silvia

Sabo aparcó el coche, y antes de que Luffy y yo saliesenos nos dijo:

-Esperarme aquí. No tardaré.

-Jooo. Pero yo quiero ir contigo.-se quejó Luffy.

- No. Vosotros os quedáis aquí, no quiero que te pongas a armar escándalo.

Sabo no le dio tiempo a Luffy para replicar, y se marchó a paso ligero.

Narra: Sabo

Entré en el edificio, y fui directo a ver a Ivankov. Cuando entre, me sorprendió ver a Koala en la sala.

- Hola Sabo-me dijo Iva-¿Qué te trae por aquí? Si mal no recuerdo, no tenías que venir hasta el viernes.

-Te traigo el informe que me pediste.

-¿Ya lo tienes? Pero si te dije que no había prisa.

-Sabes que me gusta acabar el trabajo antes de tiempo.

-Si, es verdad.-dijo Iva mientras pensaba en Dios sabe qué- Siempre haces el trabajo antes de tiempo y no te gusta hacerme esperar.

-Si, yo soy asi-dije mientras le daba el informe.

-Cualquiera lo diria-dijo Koala.

-¿A que te refieres?-pregunté un poco confundido.

-Lo sabes perfectamente. El otro día llegaste media hora tarde a nuestro encuentro.

-Te dije que fue sin querer. Además, la culpa es tuya por pedirme que fuese al restaurante Baratie a las siete y media.

-Esa no es escusa para llegar tarde. Además te lo dije el viernes pasado, tendrías que haberte puesto el despertador. Si no te llego a llamar no te habrias acordado.

-Ya te dije que lo siento.-en ese momento se me ocurrió una gran idea para compensar a Koala- Déjame compensarte. Vente conmigo a comer.

-¿Cómo? ¿Así de repente?

- Venga vente, será divertido. Además así podrás conocer a mi hermana Silvia.

-¿Tu hermana?

-Sí. Esta esperando en el coche con Luffy.

-Sabo, no puedo. Tengo trabajo por hacer.

Estuve tratando de convencer a Koala durante un buen rato. Al final me rendi y volví al coche.

Narra: Silvia

Sabo tardaba demasiado, Luffy cantaba las canciones de la radio y yo rezaba porque Sabo regresase pronto. ¿A quien se le ocurre dejar a Luffy encerrado en un coche con la radio encendida?

-Luffy-dije para captar su atención-¿En qué trabaja Sabo?

Era una pregunta que llevaba rondandome por la cabeza durante un buen rato.

-¿Qué en que trabaja?-Luffy estuvo en silencio durante un buen rato. Llegué a pensar que no sabía a que se dedicaba Sabo hasta que dijo:

-Es un revolucionario.

-¿Un revolucionario?-me sonaba mucho haber oído a algún marine hablar con el abuelo sobre los revolucionarios, pero ahora no acababa de recordar que es lo que hacían.

-¿Y que hace exactamente?-volví a preguntar.

-Mmmm, la verdad no tengo ni idea.-contestó con una amplia sonrisa.

Miré a Luffy esperando que dijese que era broma, pero él no dio la más mínima señal de que lo fuera. -¿Realmente esté mono de goma es tan estúpido como aparenta?-me pregunté entre molesta e intrigada.

Al cabo de un rato, Sabo salió del edificio. Parecía un poco deprimido, pero yo no era quien para preguntarle al respecto. No después de dejarme en el coche durante veinte minutos con Luffy y la radio encendida.

-Ya estoy aquí. ¿He tardado mucho?

-No, que va-dije con sarcasmo-sólo has tardado lo suficiente para que Luffy cantase unas seis o siete canciones.

-Lo siento-dijo Sabo mientras arrancaba el coche-Te lo compensaré, lo prometo.

- No quiero que me compenses-dije molesta-Lo que quiero es llegar pronto al restaurante.

-¿Tienes hambre?-preguntó Sabo, parecía que le estaba gustando la discusión.

-No. Pero alomejor este se calla si tiene la boca ocupada-dije señalando a Luffy, que seguía cantando.
En realidad sí que tenía hambre, pero no lo iba a decir. Sabo parecía estar esperando que le diera la razón, y yo, que segun el abuelo soy muy orgullosa, no se la iba a dar.

Llegamos al restaurante, o mejor dicho, al bar donde íbamos a comer. Tenía pinta de ser un local bastante cutre, pero me sorprendió el buen servicio y la amabilidad con la que nos atendieron.

Luffy engullía la comida como si no hubiera un mañana, como si esa fuera su última comida.
Tuve que vigilar mi plato en todo momento e incluso estuve a punto de clavarle un tenedor a Luffy por intentar robarme la comida.

Mientras comíamos los postres, Sabo pidió la cuenta. Cuando la miró, su cara se tornó una mueca de incredulidad. Mientras él hablaba con el camarero para buscar algún error, escuché el sonido de mi Den-Den mushi.
El abuelo me compró ese pequeño artefacto para que pudiese hablar con él. Salí fuera del local, para poder hablar con tranquilidad.

- ¿Si?¿Quién es?

-Hola Silvia. ¿Cómo esta mi pequeña?

-Estoy bien abuelo.

-¿Seguro?

-Seguro. Te preocupas demasiado.

-¡¡Silvia!!-gritó él-Un abuelo nunca se preocupa lo bastante por su nieta.

-Lo que tu digas-dije pasando un poco de el.

-¿Qué has dicho?-volvió a gritar el abuelo.

-Nada, nada-pese a no estar delante de mi, el abuelo seguía dándome miedo.¿Cómo puedo asegurar que no va a venir a golpearme con su puño del amor?

-Eso esta mejor. Bueno Silvia, te dejó que tengo cosas que hacer.

-Pues no haber llamado-Vale abuelo. Adiós, te quiero.

-Y yo a ti Silvia.

En el mismo instante en que colgué, Luffy y Sabo salieron del bar. Los tres nos subimos al coche y esta vez Luffy no iba cantando, lo que agradecí desde el fondo de mi corazón.

Al llegar a casa me fui directa a mi habitación. Dejé la mochila tirada en el suelo y me tumbé en la cama. Estuve así unos quince minutos, hasta que decidí que ya era hora de empezar con los deveres.

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Bieeeen, regresó algo de la inspiración perdida. Quiero avisar de que me voy de viaje a Holanda y es muy probable que no publiqué capitulos hasta el día 8 (9 si la inspiración me vuelve a fallar)

Espero que estén disfrutando de la historia, porque yo si que disfruté escribiendo este capítulo.
Se despide onep1052.

Descubriendo el mundo (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora