Capítulo 42 Otra vez sola

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Narra: Silvia

Esa noche, mantuve una larga charla con Luffy.

Empecé echándole en cara el hecho de que todo el mundo me hubiese mentido. Él se defendió, alegando que todo lo habían hecho por mi seguridad.

Después, ya furiosa por la situación, le grité y golpeé desaogandome por todo lo que había soportado durante el día.

Una vez que Luffy consiguió inmovilizarme, pese a que no le estaba pegando como para que le hiciese daño, me calmé.

Luffy me anunció que partía esa misma mañana con su tripulación, sin dar más detalles. Yo tampoco se los pedí.

-Te prometo que volveré. No estas sola.

Eso fué lo último que escuché antes de quedarme dormida en el sofá y cuando desperté a eso de las nueve, Luffy ya se había ido.

Desayuné en la cocina. Se me hacía extraño no escuchar los gritos de los chicos por la casa.

-Bueno Silvia,-me dije a mi misma- vuelves a estar sola.

No podía permitirme el lujo de quedarme en casa sin hacer nada, así que salí a hacer la compra.

Como imaginé, no encontré el barco de Shirohige en el puerto. Pensé en Ace, lo que me llevó a pensar en Luffy y en Sabo.

-Sabo...-susurré.

Él tampoco había vuelto a casa, pero tampoco esperaba que lo hiciese.

Tras hacer la compra, volví a casa en silencio. Era raro no tener a Kid o a Law siguiendo me.

Kid... No llegamos a tener la cita que se suponía que le iba a dar.

Cuando por fin llegué a casa, me puse a hacer la comida. Mientras las patatas se freian en la sartén, me puse a leer el correo que Luffy había dejado en la cocina hacía ya tres días.

Una carta del abuelo, llamó mi atención. No me había olvidado de que, probablemente, hoy llegase a casa, por eso estaba haciendo comida de más.

Abrí la carta lentamente, y observé en silencio la cantidad de letras que figuraban en la carta:

Para Silvia,
¿Cómo estas pequeña? Más vale que bien, porque sino, yo mismo mataré a esos tres diablos.
Ya hemos zarpado del puerto. He de hacer una parada en una isla, pero confío en que estaré allí el sábado por la mañana, por la noche como muy tarde.
Espero poder llegar a la hora de comer, se me ha olvidado comprar galletas y me muero de hambre...

Sabo me ha informado de que se irá el jueves y no sabe si regresará a tiempo para recibirme...

Me detuve un momento, y aparté las patatas de fuego.

Yo sabía que Sabo no regresaría a tiempo, tampoco esperaba que regresase pronto.

Ya había aceptado que, al igual que Ace y Luffy, Sabo se había ido.

Estaba sola...

Tras terminar de hacer la comida, seguí leyendo:

Como se que te gusta tanto dibujar, te he comprado un pequeño estuche de pinturas. Creo que son de esas que usas tú , con el pincel y todo eso, ya sabes que yo no extiendo mucho de esto.

Por cierto, seguramente, llevaré acompañante. Todo depende de su decisión cuando llegué a su casa.

No te molestes en hacer comida de más porque creo que es una persona que come más o menos lo mismo que tu, me refiero en cantidad.
¡Pero no olvides que yo llegaré con hambre!

Nos veremos pronto
Vicealmirante Monley D. Garp

Dejé la carta en la mesa y comprobé la hora, la una y cuarto.

Aproveché para adecentar la casa.

La planta baja estaba bastante limpia, exceptuando el sofá que estaba hecho un desastre.

Limpié el baño de abajo y subí a la planta de arriba.

Mi habitación y la del abuelo estaban limpias, así como los dos baños.

Me quedé observando la puerta de la habitación de al lado, era la de Ace.

Tras meditarlo durante unos segundos, entré. Observé la habitación detenidamente.

Las paredes, de un naranja oscuro, estaban cubiertas de pósters y algunos cuadros.
La cama estaba sin hacer; el escritorio, al igual que la mesita de noche, se encontraba lleno de papeles; y el armario abierto, mostraba el desorden de ropa de su interior.

Puse todo en su sitio y pasé a la siguiente habitación, la de Sabo.

A diferencia de la de Ace, estaba muy organizada, aún así, recogí un par de cosas que encontré tiradas por el escritorio.

Y luego me encargué de la de Luffy, que era con diferencia, la más desordenada.

Una vez finalizada la limpieza, me dí una ducha y puse la mesa para cenar.

Como me había saltado la comida por estar limpiando, me encontraba bastante hambrienta.
Por suerte ya tenía la cena preparada.

-Son las siete y media. No creo que el abuelo tarde mucho más.

Y como si hubiese escuchado mis palabras, se oyó el sonido del timbre.

-¡¡Ya voy!!-grité terminando de poner los vasos.

Al salir de la cocina me quedé observando el cuadro de los chicos que pinte hacía ya un tiempo, y que ahora se encontraba en la entrada.

Sentí una lágrima caer por mi mejilla.

-No, ahora no puedo derrumbarme.-me dije a mi misma- Se acabó el llorar.

Abrí la puerta lentamente, y me encontré con una chica de ojos negros que me observaba fijamente. Su oscura melena le caía suelta a ambos lados y su rostro mostraba una pequeña sonrisa que facilmente se podía confundir con una expresión indiferente.

La reconocí casi al instante, quedándome sin aliento...

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Hi, everybody.
Esta historia esta llegando a su fin, pero que nadie se alarme porque tendrá segunda parte en este mismo libro.

He decidido separar ambas partes con un par de mini histórias.

Votad y comentad, se despide onep1052.

Descubriendo el mundo (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora