Ice Heart ❊ ⤑ Uchiha Sasuke.

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Capítulo 046 ⋆.ೃ࿔*:･

El clima no era el más apetecible. Llovía fuertemente por lo que su ropa se impregnaba en su piel y el barro le ensuciaba Habían pasado semanas desde que había visto por última vez a su chica y no estaba de humor para nada en esos momentos. En ese tiempo le habían implantado los ojos de su hermano y luego del proceso de recuperación, había decidido acabar con el Zetsu blanco original.

- Hasta que han logrado alcanzarme. – Comentó con burla al escuchar numerosas pisadas a sus espaldas. Al darse media vuelta, vio con frialdad a los Zetsus blancos.

Uno de los Zetsus lo señaló, iracundo. - ¡¿Por qué estás aquí?!

Sasuke sonrió en media luna. – Por nada en particular. Cuando veía para acá, pasé por dos aldeas, pero no había nadie. – Comentó con tranquilidad. – Me parece un poco extraño ¿ustedes saben algo?

- ¡Nosotros hacemos las preguntas! ¡¿por qué saliste de la cueva?!

- ¡¿Por qué el original de los nuestros no está contigo?!

La fría mirada de Sasuke de volvió retadora. Sus ojos estaban al rojo vivo, dándole un aire siniestro. – Si tanto les disgusta ¿por qué no intentan capturarme? Esta vez son una buena cantidad.

Entonces ellos supieron que algo iba mal. – ¿Acaso nuestro original está?...

- Si atacan tantos de golpe, seguro que tendrán respuestas. – Dijo con una sutil sonrisa altanera.

Todos los Zetsus se dirigieron a él con obvias intensiones de ataque, pero fácilmente fueron eliminados por las llamaradas negras del Uchiha, quien solo se molestó en dejar a uno con vida. Sasuke hizo que emergiera una pequeña parte de su Susanoo y tomara aquél clon de Zetsu de la cabeza como si lo sujetara con tenazas y lo obligó a hablar por medio de un Genjutsu.

- Guerra... derrotar... a todos los enemigos. – Empezó a recitar el clon, inmerso en una hipnosis.

- Así que el imbécil de Madara empezó con la guerra. – Murmuró Sasuke al escuchar las declaraciones forzadas del Zetsu.

- Killer Bee... Uzumaki Naruto y la princesa Megumi... capturarlos. – La mirada de Sasuke dejó de ser fría y se volvió siniestra al escuchar el nombre de Megumi en la lista. – Hay que apresurarse...

Sasuke desenvainó su espada y con un corte cargado de cólera, separó la cabeza del cuerpo, cayendo este en peso muerto, mientras que la cabeza aún estaba siendo sujetada. Necesitaba encontrar a Megumi antes de que lo hicieran los otros, pero le tomaría meses llegar al monte Gassan si no tenía un contrato con ellos.

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El viento traía consigo gotas de agua lluvia. El cielo estaba oscuro y el ambiente era pesado. Sus manos estaban unidas detrás de su espalda y su cabello se mecía bajo la luz de la luna en aquella insípida noche. Las ramas de aquel árbol se mecían de un lado a otro y las hojas secas caían al humedecido suelo, mientras que ella se encontraba en una de sus gruesas ramas contemplando todo.

Había salido al exterior después de muchas semanas en el monte Gassan. La guerra había empezado y estaba a un solo paso de dar con la pieza faltante del rompecabezas. Necesitaba ver por sus propios ojos cómo era la situación actual del mundo shinobi.

Su mente divagaba en muchas cosas y una de ellas era Sasuke. No le había visto en mucho tiempo y le extrañaba con todo su ser. Quería verlo y estar junto a él. Le preocupaba; se había descarriado tanto que temía que hiciera algo realmente grave.

Sabía una cosa y es que probablemente moriría. Tenía claro que la estaban buscando porque sin su sangre, no podrían revivir a su hermana. Estaba al tanto que, si moría, solo perdería su humanidad y renacería como lo que era, un ser divino; pero ella no quería pasar la eternidad sola, porque el amor de su vida era mortal.

Dejó escapar un suspiró y miró hacia la luna. Aun cuando la noche no tenía estrellas, ella seguía brillando con fulgor, haciéndole compañía al inmenso cielo nocturno. – llevas un tiempo allí ¿cuándo piensas salir? – Soltó luego de un rato.

A unos cuantos metros, detrás de ella; una cabellera oscura se asomó por las ramas de otro árbol igual de grande. Finalmente, un rostro pálido con líneas esparcidas por la piel y unos ojos rojos con la esclerótica negra se asomaron por completo. Reconoció aquel vestigio corrupto en él y hubo una sensación de familiaridad cuando lo vio.

- Edo Tensei... – Murmuró la joven.

El chico salió por completo y se dejó a la vista de la joven. Su rostro era inexpresivo, era casi imposible descifrar qué era lo que pensaba o sentía. El viento nocturno mecía sus azabaches cabellos, los cuales estaban medianamente atados a la mitad. Había un poco de rocío de lluvia en su piel y ropaje, dándole un aire vivo, muy a pesar de que no lo estuviera.

Él la miró en silenció, analizándola. El largo cabello blanco de la joven se mecía con suavidad y relucía con el brillo de la luna. Sus ojos dorados brillaban con intensa curiosidad, como si fueran el remplazo del sol. El frío que emanaba era notable incluso a esa distancia, pero el olor que desprendía era agradable. No solo eso, el aura y la presencia de aquella joven era deslumbrante y divina.

- Gekkō Megumi. – Moduló sin algún tipo de tonalidad.

Megumi ladeó levemente su rostro y sonrió levemente. – Tú debes de ser Uchiha Itachi. – Itachi asintió levemente. – Kabuto fue quien te revivió ¿no es así?

- Así es. – Confirmó el joven. – Supongo que ya sabe por qué estoy aquí.

La joven acomodó un mechón de su cabello y asintió. – Lo sé, pero también sé que te has librado del control de Kabuto. Sin embargo, tengo curiosidad por saber cuál es la razón por la que decidiste venir a mi aun cuando estás libre de su control.

- Hay algo que tengo que hacer y quería aprovechar que he sido revivido para pedirle un favor. – Megumi lo miró atenta, esperando a que prosiguiera. – No muera.

- ¿Cómo?

- No muera. – Repitió Itachi. Megumi lo miraba un poco sorprendida por tan repentina declaración. – Usted es el pilar de mi hermano y si muere, estará completamente perdido. Los Zetsus la están buscando por todos lados, así que no muera.

Megumi hizo un amague de querer decir algo, pero la impresión que le había dejado se lo impedía. Finalmente, sonrió levemente. – No puedo prometerte que no moriré, pero sí puedo jurar que lo protegeré, incluso después de la muerte. Yo no me iré de su lado y tampoco dejaré que se hunda en la miseria.

Itachi finalmente comprendió la razón por la cual, ella era perfecta para su hermano.

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