Ice Heart ❊ ⤑ Uchiha Sasuke.

ੈ✩‧₊˚058⋆·˚ ༘ *

Capítulo 058⋆.ೃ࿔*:･

Los virotes se escuchaban a kilómetros de distancia. El bullicio de la gente y la gran cantidad que había de esta misma frente a la entrada de Konoha era impresionante. Habían pasado ya dos años desde que la guerra había acabado y muchos aun se emocionaban por visitar Konoha y deseaban encontrarse con el héroe del mundo, además de que mucho iban a rendirle homenaje a la estatua de la princesa de la luna quien se había sacrificado y que, además, gracias a ella, aquellos que murieron en la guerra, ahora tenían una segunda oportunidad de vida.

Ya eran dos años en los que no veía la luz del día. Sus extremidades estaban atadas en un traje de fuerza y sus ojos estaban vendados con un sello especialmente realizado para criminales como él. Había sido una tortura, el mejor castigo para él, pues al estar en total obscuridad sus pensamientos estaban expuestos a una sola cosa; Gekkō Megumi.

Era algo que lo martirizaba hasta el punto de querer morir e ir con ella, pero le era imposible. Constantemente la veía en sus sueños y en las noches con fiebre y delirios, las escuchaba susurrarle al oído aquellas palabras clavadas en su interior "Espérame, Sasuke" era lo único que lo seguía manteniendo cuerdo. La esperanza de que ella volviera.

Constantemente tenía sueños vívidos en los que él estaba en medio del bosque, uno en el que había nieve y los pinos medían más de veinte metros. En aquel lugar escuchaba una melodía sutil como si se tratara de pequeñas campanitas de cristal que lo inducían a acercarse a cierto lugar. Cuando él se dejaba llevar por aquel sonido, poco apoco iban apareciendo pequeñas lucecitas titilantes que le iban guiando hasta llegar a lo que parecía ser una cueva y antes de poder adentrarse en ella, despertaba bruscamente. Creía que podía ser el lugar en donde estaba Megumi.

No le importaba pasar toda una vida en prisión, no le importaba verla, pero quería oírla y no solo en sus sueños o delirios, quería que ella estuviera presente. Naruto y Sakura le visitaban muy de vez en cuando, pues tenía las visitas restringidas, solo que, al tratarse de ellos, lograban tener un permiso excesivamente limitado. Es por esto que estaba enterado de lo que pasaba afuera, sabía que habían levantado una estatua en honor a su novia y que ellos tanto como Kakashi, estaban al pendiente de algún indicio del regreso de la joven.

El ambiente era frío y húmedo, el olor a petricor ya se había vuelto familiar para él al igual que el constante goteo fuera de su celda. Estaba seguro que su cabello había crecido más, pues sentía como este llegaba a su nuca y a veces la parte de enfrente, rozaba el puente en su nariz.

Al tener muchos de sus sentidos limitados, sus otros sentidos se habían agudizado y uno de esos era el oído y el olfato. Escuchó desde la distancia, un sonido casi que imperceptible, el de dos personas, si no se equivocaba y una de ellas tenía un olor particularmente familiar. En cuanto escuchó su nombre salir de la boca de aquel hombre, confirmo que se trataba del ahora Hokage de Konoha, Hatake Kakashi.

Era muy raro que Kakashi le fuera a visitar, pues sus obligaciones casi que se lo impedían, sin embargo, el Hatake cada cierto tiempo se tomaba el tiempo de informarle el avance en la búsqueda de Megumi, pues él estaba al tanto de aquellos sueños que le invadían todas las noches desde hacia unos meses. Pero ahora no sabía de la razón por la cual se encontraba allí y además de eso, acompañado por alguien más.

No tardó en saber la razón de la presencia del Hokage en aquel lugar, pues este mismo se la hizo saber. Iba a ser liberado. Según se le había informado, tanto Kakashi como Naruto y Sakura, habían estado hablando con el consejo y las demás naciones aliada para negociar su libertad y después de muchos meses, se llegó a la conclusión de que este por fin se le iba a conceder.

La luz dentro de aquella celda era tenue, sin embargo, sus ojos sufrieron unas punzadas agudas cuando se le fue retirada la venda de ellos, pues había pasado ya dos años en total oscuridad. Por otro lado, cuando fue liberado de aquel traje de fuerza, se sintió más ligero. Ibiki fue quien retiró todo tipo de sello para neutralizar su poder y sintió nuevamente fluir aquella energía poderosa dentro de sí.