ES POR TI || Kivi

Yo para ti y tú para mí

Violeta preparaba un revuelto de verduras para comer mientras Chiara miraba sentada sobre la encimera de la cocina. Aprovechó que la sarten debía reposar unos minutos para colarse entre las piernas de la menorquina poniendo ambas manos sobre sus muslos. —¿Estás cómoda no?— alzó una ceja.

Chiara rió y asintió orgullosa. —No quieres que me ponga yo con la comida.— afirmó.

—Me destrozas la cocina supongo.

—Y la comida.— rió.

Violeta la imitó negando con la cabeza y apartándose de entre sus piernas para quitar la sartén del fuego. —No estaría mal un beso por lo bien que vas a comer.— la miró.

Entonces fue Chiara la que alzó una ceja. —¿Lo de pedir besos no es cuando ya sabemos que somos y todo eso?— rió.

—Perdona, ¿me estás negando un beso?— continuó el vacile.

—Negar negar...te estoy cuestionando un beso.

Chiara continuaba sentada sobre la encimera así mientras Violeta rellenaba un primer plato con el contenido de la sartén. A la morena le rugían las tripas del hambre que tenia pues había comido un croissant en toda la mañana y para qué mentir, ese revuelto de verduras tenía una pinta estupenda. La pelirroja sonrió ante su siguiente movimiento y es que, después de rellenar un primer plato frenó y se acercó a la ojiverde para ponerse entre sus piernas de nuevo. —Mi plato está puesto, tu plato...

Chiara enseguida supo las intenciones de Violeta y abrió la boca haciéndose la ofendida. —No sabía esta faceta de ti, Violeta, me decepcionas.

—Lo que tú digas Kiki, pero yo quiero mi beso y creo que tú quieres tu revuelto de verduras.

Chiara no pudo esconder la sonrisa que se había dibujado en sus labios. No sabía porqué pero que Violeta le hubiese pedido un beso le hacía sentir así, querida, valorada. Todo lo que no había sentido con Jane y es que no dudó en acatar la petición de la chica que tenía delante y juntar sus labios otra vez sintiendo cada roce mejor que el anterior. Fue en beso sencillo, un beso en el que había que valorar el roce de sus labios y la suavidad de los mismos pues ninguna quería romper el momento, pero fue un beso que Chiara no conocía, un beso de esos que no van con segundas intenciones, que se pide sencillamente para mostrar amor y cariño, como un abrazo. Le encantó y en cuanto se apartaron mínimamente y sus narices se rozaban, Chiara sonrió, no pudo evitarlo, sus ojos se miraban, se complementaban, pero Violeta no pudo evitar bajar la mirada a sus labios de nuevo, no porque ansiara otro beso, que también, si no por apreciar la sonrisa que tanto adoraba.

—Es un beso-abrazo.— pensó en voz alta queriendo rectificar sus palabras al momento.

Violeta rió ante el mote que Chiara le había puesto a un beso. No podía ser más adorable.

—¿Y qué es un beso-abrazo?

Chiara sonrió tímida bajando la cabeza. Violeta chistó negando con la cabeza mientras impulsaba su mentón para que la mirara de nuevo. La menorquina estaba totalmente avergonzada, no podía explicarle el supuesto beso-abrazo mirándole a la cara. Con una risa nerviosa apoyó la cabeza en el hombro de la pelirroja para evitar mirarla, haciendo que la chica sonriera con ternura. —Mejor vamos a comer.— rió.

Después de comer, Chiara debía empezar a estudiar pero antes quiso ayudar a Violeta a recoger pues ella había hecho la comida. Cogió ambos platos y limpió la mesa por encima con una servilleta como primer movimiento. Violeta la miró y frunció el ceño. —¿Qué haces?— preguntó.

—¿Recoger?— rió la menorquina.

—Ah no. Eres mi invitada, yo recojo.— la frenó.

—Vio que tú has hecho la comida...