Bernabéu II

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Chiara's POV:

Estaba muy nerviosa, quedaban a penas unas horas para salir a cantar delante de noventa mil personas cuando lo máximo que había tenido delante habían sido cien personas. Pero incluso eso me ponía poco nerviosa comparado con lo que me recorría cada vez que pensaba en que lo más bonito de mi vida iba a gritar que yo era lo más bonito de la suya frente a casi cien mil personas. Jane había quedado en un completo segundo plano, podría estar en ese estadio, podría estar detrás mío que no me arruinaría aquel día. No apagaría las mariposas en mi estómago ni el brillo de mis ojos. Porque no se lo permitiría.

Todo lo pensaba mientras comíamos con en lo que ya no era césped en aquel estadio, con su belleza rodeándonos, por mucho que lo odiara, ese día se convertiría en un sitio muy especial para mí. Todo lo pensaba mientras mi novia reía entre anécdotas acariciando mi muslo bajo la mesa, mientras sentía que con ella ya lo tenía todo.

—Y cuando Martin se tiró un pedo y le echó la culpa al sofá.— rió Ruslana.

Estaba poco metida en aquellas conversaciones, éramos dieciséis en una mesa y evidentemente no solo una conversación. Nos dividimos por grupos, aunque estuviéramos todos en la misma mesa. Excepto nuestros amigos, los demás se enteraron de que Violeta y yo éramos pareja ese mismo día, algunos nos dieron la enhorabuena y otros simplemente pasaron, agradecí a quien tuve que hacerlo y a quien no me dio bastante igual, con todo el respeto, me importaban mi novia y mis amigos.

Sentí la mirada de Violeta sobre mi e involuntariamente giré la cabeza para encontrarme con la más bonita de las sonrisas, con toda la calma que necesitaba. Sonreí sin ni siquiera planearlo, solo necesitaba mirarla un segundo para hacerlo y no darme ni cuenta de la sonrisa d estupida que quizá estaba esbozando, pero así me sentía con ella, como una estupida en el más bonito de los sentidos por lo enamorada que me tenía.

—Tranquila.— me sonrió, sabiendo lo que llevaba pasando por mi cabeza desde que me formuló su propuesta.

No había dicho palabra en toda la comida, porque había estado escarbando entre mis pensamientos desde el primer plato hasta el postre y ella lo sabía. Todavía me sorprendía la manera en la que sabía leerme, pero como lo agradecía.

—Estoy tranquila.— mentí con una risa que me delató.

Violeta alzó una ceja y mantuvo la sonrisa, dedicándome una mirada que claramente me creía menos de lo que yo lo hacía. Apretó mi muslo con fuerza y continuó con las caricias que ni había cesado en toda la comida. —A mí no me mientas.

El silencio se hizo paso entre nosotras por unos segundos, sin ni siquiera pensarlo llevábamos varios minutos mirándonos, ignorando al resto, yo ya ni siquiera los escuchaba con claridad, solo la escuchaba a ella, solo tenía ojos para ella en aquel preciso instante. Mi mundo giraba entrono a su sonrisa. —Te quiero.— pronuncie sin necesitar ningún tipo de contexto para hacerlo.

Ella me sonrió por enésima vez en cuestión de minutos, y yo lo lo agradecí de nuevo. Deje de sentir sus caricias sobre mi muslo y pasé a sentirlas sobre mis mejillas, acompañas del amor que gritaba su mirada. —Y yo, mi amor.

Mi amor, era posiblemente mi forma favorita de escucharla dirigirse a mí. Dos palabras, dos miseras palabras que podían hacerme sentir la persona más querida y afortunada del mundo con tan solo escucharlas de su boca, porque no me valía ninguna otra. No me valían otros labios pronunciando aquello, solo los suyos, solo ella, porque para mí era y sería ella.

La comida terminó y a todos se les concedió un pequeño descanso antes de seguir con las pruebas de sonido y enloquecer a la multitud fuera de las paredes de aquel estadio. Violeta tiró de mí y me subió hasta las gradas entre risas, hasta la última de todas. Mis ojos solo querían mirarla a ella, pero se permitieron un pequeño capricho y admiraron la inmensidad del recinto desde la cima. Aquello era impresionante, y yo iba a cantar con cada rincón ocupado. La inseguridad se apoderó de mí por unos segundos en los que Violeta estuvo ahí, como siempre. Empezaba a dudar del tan rápido que había pronunciado. Violeta, Ruslana, Martin, Denna y cualquiera de ellos tenía un motivo para cantar allí, estaría lleno por ellos, pero no por mí, ¿qué pensaría la gente? ¿qué derecho tenía yo de quitar a mis amigos y mi novia un solo segundo de atención en aquel día tan especial?

ES POR TI || KiviWhere stories live. Discover now