Cuando las bocas no hablan

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Chiara y Violeta fueron a una playa a las afueras de Barcelona y a pocos minutos de la casa de la menorquina, era algo así como su playa de confianza pues le recordaba a su Menorca y no solía haber exceso de gente, se respiraba tranquilidad entre aquellas aguas y en alguna ocasión había cogido una toalla, su guitarra y su libreta de composición y se había lanzado a la arena a componer y tocar frente a las olas del mar, sus mejores canciones las había compuesto así.

Debido a la hora no había gente en la playa, ambas se miraron con una sonrisa llena de complicidad que supieron comprender a la perfección. Se quitaron las zapatillas con diversión y corrieron a lanzarse al agua sin ni siquiera pensarlo. Chiara no para de reír pues la alegría que sentía su cuerpo le provocaba una risa nerviosa que no sabía frenar, tampoco quería. Violeta disfrutaba escuchando su risa y viendo su sonrisa, se sentía llena cuando la hacía sentir así, cuando sentía que su corazón sanaba.

We are crazy.— carcajeó Chiara tirándose a los brazos de Violeta, que la apretaron con gusto.

El frío en su hombro por el contacto de la morena y a la vez el calor de su abrazo hizo que su piel se erizara haciendo que una sensación preciosa recorriera su cuerpo. —But we love how crazy we are.

—I love how crazy I am when I'm with you.

Violeta sonrió levantando a Chiara mínimamente para lanzarla contra el agua entre risas.

—¡Violeta!— se quejó —Con que te digo cosas bonitas y así me lo agradeces.— le salpicó.

La granadina, que precisamente en fuerza superaba a Chiara, agarró sus manos frenándola en su tarea de tirarle agua e hizo que se girara, pegando la espalda contra su pecho para poder mantener sus manos quietas.

—¡Eso no vale!— exclamó Chiara divertida.

Violeta le robó un beso en la mejilla mientras la otra pataleaba entre risas, queriendo ocultar la sonrisa que adornaba su rostro, verla así de feliz cuando también la había visto completamente rota provocaba eso en ella, esa sonrisa tonta que no sabes explicar pero tampoco ocultar. Suavizó su agarre y Chiara se apartó para girarase de nuevo, iba a tirarle todo el agua que tuviese en su mano a la cara pero la sonrisa que la adornaba le hizo cambiar de opinión, quería seguir admirándola, un ratito más. Ambas se miraban sin frenar el choque de sus miradas de vez en cuando, Chiara miraba sobretodo su sonrisa y los hoyuelos que la adornaban y Violeta miraba el brillo en sus ojos, que se hacía más notable con la luz de la luna. Ninguna hablaba, no les hacía falta para entenderse, con una mirada se lo decían todo.

Chiara levantó la mirada y sus ojos chocaron, sus estómagos se revolvieron igual que con la primera mirada, las mariposas estaban haciendo su trabajo y a ellas les encantaba que así fuera. Se entendían, se comprendían, querían lo mismo y ni siquiera tenían que decírselo. Si te vieras desde mis ojos sabrías porque insisto tanto, pensó Violeta. Sus narices se rozaban y unos centímetros hacían que sus labios no lo hicieran también, centímetros que Violeta acotó en cuanto su mirada rozó sus labios, segundos después sus lenguas continuaban su juego favorito a la luz de la luna y entre las olas del mar. No había segundas intenciones, ninguna quería ni pretendía más que sentirse y saborearse, para Chiara era un beso-abrazo y Violeta lo sabia. Se apartaron pues empezaban a necesitar aire y juntaron sus narices, moviéndolas a la vez en lo que cualquiera definiría como un beso de esquimal. Segundos después Chiara rodeó el cuello de Violeta con sus brazos, sujetándose y enganchó sus piernas a sus cinturas, Violeta puso sus manos sobre ellas para sujetarla mínimamente pues el agua les facilitaba la postura.

—Te quiero tanto Violeta Hódar.— susurró contra su cuello.

—Te quiero tanto Chiara Oliver.— sonrió sintiendo el aliento de su chica resposar en su cuello.

ES POR TI || KiviWhere stories live. Discover now