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—¡Voy a casarme!—chilló Rin cuando vio a su amiga Rion, ​​un par de días después.

—¿Casarte? ¿Pero cómo?—la muchacha se quedó con la boca ligeramente abierta—. Ni siquiera sabía que tenías un novio.

—Sé que puede parecerte un poco extraño, pero voy a casarme con Sesshomaru.

El rostro de Rion perdió el color al instante.

—¿Sesshomaru?

—Sí—asintió Rin, negándose a ocultarlo por más tiempo. Lo amaba, ambos se aman y no eran hermanos, así que no había ningún delito en su unión.

—Pero…

—No somos hermanos de sangre, Rion. ¿Lo recuerdas? Ya te lo había mencionado.

—Sí, pero es decir, ustedes crecieron juntos ¿no?

—La verdad es que no. Sesshomaru se la pasó más tiempo viviendo con su madre, era muy poco lo que nos veíamos.

—Oh, ¿y qué opina tu familia sobre esto?

—No lo sé, seguramente pondrán el grito en el cielo cuando se enteren. ¿Pero sabes qué? Ya no me importa la opinión de los demás, pienso quitarme el apellido Taisho, y adoptar el de mi madre biológica, después de todo, papá no parece considerarme como su hija después de todo.

Rion se quedó por un instante perpleja, era demasiada información para procesar.

—No voy a negar que todo esto es una sorpresa, pero tienes razón, no tienes que condicionarte a lo que los demás piensen de ti. Si eres feliz con ese matrimonio, entonces adelante amiga, tienes todo mi apoyo.

—Gracias, Rion. Es muy importante para mí que me apoyes.

—No tienes que agradecer, soy tu amiga, no un juez.

Ambas mujeres se abrazaron recordando a la otra integrante del grupo. Ayame se había ido a vivir a otro país, por lo que, lamentablemente, no podía estar acompañándolas en ese momento.

[…]

Rin realmente deseo obtener esa misma aprobación de parte de su padre, pero el hombre se mostró renuente, apenas le pidió la oportunidad de conversar.

—Voy a casarme, padre—le dijo tratando de mostrarse firme en su decisión. Ya no era una niña, ahora era una mujer libre de hacer lo que quisiera.

—Ya era hora.

Toga no parecía entender adónde se dirigía esa conversación. En su mente se aliviaba de que se casara, puesto que, eso significaba que aquel amorío entre sus hijos había llegado a su fin. Sin embargo, no se imaginaba que era precisamente su primogénito el que se había encargado de pedir a la chica en matrimonio.

—Seré la esposa de Sesshomaru—soltó Rin aquella bomba.

—¡¿Qué has dicho?!

Toga se levantó de su butaca como una exhalación.

—Lo que escuchas, padre.

—¡De ninguna manera!

El rostro del hombre se tornó completamente rojo. Sus ojos dorados parecían a punto de salir de sus cuencas debido a la ira que estaba experimentando en ese preciso instante.

—También vengo a informarte que pienso quitarme tu apellido. Sé que adoptarme no fue algo que quisieras, así que te quitaré el peso de tenerme como hija.

—¡Eres una malagradecida!—el hombre hizo el ademán de golpearla, antes de que su esposa interrumpiera su acción.

—¡Basta, Toga! Es suficiente, por favor—suplico la mujer con su mirada cargada de agonía. Odiaba ver que su familia se desintegraba cada vez más.

—¡Todo es tu culpa, Izayoi! Nunca debiste traer a esa niña a esta casa—le reprochó.

Rin se sintió profundamente herida por sus palabras, sin embargo, no lo demostró.

—Les enviaré la invitación de la boda, espero verlos en la ceremonia—dijo antes de recoger su bolso y marcharse de ese lugar.

—¡Primero muerto antes de asistir a esa aberración!

—¡Sesshomaru no es mi hermano, entiéndelo de una vez!—grito desde la puerta, desesperada por toda esa situación. La terquedad de su padre era simplemente inaguantable.

[…]

“¿Cómo se prepara mi futura esposa?”, aquel mensaje tuvo el efecto de hacerla sonreír. Había sido un día largo, cargado de muchas emociones. Así que saber que contaba con Sesshomaru le daba fuerzas para seguir adelante.

“Bien, aunque fue un día difícil. Papá puso el grito en el cielo cuando se enteró”

“¿Le dijiste?”

“Sí, no quiero ocultar más esto que tenemos. No estamos cometiendo ningún delito, así que deben aceptarlo de una vez.”

“Estoy de acuerdo contigo, pero hubieses esperado a que yo lo hiciera. No deberías enfrentarlo sola, Rin”, la regaño.

“Lo sé, pero necesitaba hacerlo”

“Está bien, yo luego hablaré con él”

Con aquel mensaje se despidieron prometiéndose verse al día siguiente para finiquitar otros detalles de la boda.

[…]

Sesshomaru se presentó en la casa de su padre dos días después. Izayoi se sorprendió al verlo y no dudo en estrecharlo entre sus brazos.

— ¿Dónde está, papá?—le pregunto luego de aquella cálida bienvenida.

—Está encerrado en su estudio, no ha querido salir en todo el día.

—Voy a verlo.

—Está bien, hijo, pero te advierto que no está en un buen momento.

El hombre avanzó y se dirigió al lugar que su madrastra le indicaba. Toco a la puerta un par de veces, sin recibir ninguna respuesta del interior.

—Padre—saludo entrando.

Toga Taisho se sobresaltó al escuchar aquella voz.

— ¿Qué haces aquí?—fue lo único que pregunto, sin soltar la botella de licor que sostenía en su mano.

—Vine a pedir la mano de tu hija—fue directo al grano.

El hombre bufó, como si lo que acabara de decir fuese un chiste muy malo.

—Al parecer, esa ya no es mi hija—el tono amargo en su voz no pasó desapercibido para Sesshomaru.

—Tengo entendido que lo es, lleva tu apellido y por lo que recuerdo, solías llamarla de ese modo.

—Tú lo has dicho, solía. Ahora muchas cosas han cambiado.

—¿Cómo cuáles?

—Ustedes dos, iniciaron con algo que nunca debió ser.

—Yo también pensé eso, padre—recordó Sesshomaru sus dudas con respecto a aquella relación—, pero el tiempo nos ha demostrado que era algo inevitable. Yo amo a Rin y quiero casarme con ella, realmente no me importa si tú me das tu bendición o no, pero sé que para ella sería muy importante que lo hicieras, así que por eso estoy aquí.

—Lo siento, pero jamás tendrán mi bendición.

Sesshomaru suspiró ante el rechazo de su padre y se marchó, sin decir una palabra más. Al parecer, Toga Taisho jamás aprobaría su amor.

El placer de lo prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora