La sonrisa que Sarah había mantenido esa mañana se fue desdibujando a medida que pasaban los minutos en ese lugar.
Desimuladamente, se dedicó a posar sus ojos marrones en el par de hermanos. Su pareja, Sesshomaru, le lanzaba significativas miradas a la menor de tanto en tanto, mientras esta hacía su mejor actuación ignorándolo. El corazón de la mujer empezó a sentir un pinchazo tras pinchazo.
«¿Qué significaban esas miradas?» se preguntó, percatándose de que nadie más parecía notarlas.
—Hace un lindo día, ¿verdad, Sarah?—la señora Taisho se acercó para tratar de conversar, sin embargo, su cabeza parecía no poder concentrarse en otra cosa que no fuese ese peculiar intercambio visual.
—Uhm, si—contestó distraída.
—Teníamos tanto tiempo sin venir, siempre ha sido mi playa favorita—Izayoi no parecía notar el estado absorto de Sarah—. Entre aquellas montañas se oculta una cueva que solíamos explorar con los chicos cuando eran más pequeños. Tal vez podamos llevarte luego para que la conozcas, ¿qué dices? ¿Te gustaría?
La mujer se obligó a sonreír ante las palabras de su “suegra”, la idea realmente no le causaba ningún tipo de emoción, pero terminó asintiendo.
—Sesshomaru—la mayor se dirigió a su hijastro—, sería bueno que más tarde llevarás a Sarah a conocer la cueva que se oculta entre las montañas—sugirió amable.
Sus palabras causaron que Rin rodara los ojos de forma camuflada. Aquella mueca de hastío aumentó cuando observó como su hermano asentía.
—Más tarde iremos—respondió el hombre, ocasionando que su hermanita no pudiese soportar sus palabras y terminara levantándose de la tumbona.
—Rin, ¿adónde vas?
—Iré adentro, necesito un poco de agua—fue la simple respuesta que le dio la chica a su madre.
Izayoi no pareció notar nada extraño en sus palabras, así que siguió conversando con Sarah. Sin embargo, Sesshomaru y Sarah sí parecieron detallar la hostilidad en la respuesta de la más joven.
[…]
Un par de horas más tarde, la pareja caminaba con dirección a dicha cueva. El silencio entre ambos era incómodo. Sarah, quien normalmente solía llevar las riendas de la conversación, no parecía querer emitir palabra. La verdad era que la mujer tenía miedo de confirmar una cosa tan atroz, así que se repetía en el camino que simplemente eran imaginaciones suyas.
«Estás mal de la cabeza, Sarah, ¿qué te pasa?», se reprendía.
Mientras tanto, los ojos dorados de Sesshomaru no dejaban de evaluarla. Notando que algo no marchaba bien con la mujer, razón por la cual, en el medio del trayecto se detuvo y la hizo mirarlo directamente a los ojos al tomarla por los hombros.
—¿Me dirás qué te pasa?—preguntó convencido de que algo le inquietaba.
Sarah rápidamente esquivó la mirada. Su actitud evasiva pareció confirmar varias cosas al hombre, quien pudo percatarse de que realmente algo extraño le ocurría.
—Dime—insistió.
—Pareces ser un hermano bastante celoso—señaló la mujer.
Aquella declaración tomó a Sesshomaru por sorpresa, por lo cual no pudo evitar abrir muy grande sus ojos.
—Rin es la niña pequeña de la familia, todos somos muy sobreprotectores con ella—le aclaró con firmeza, haciendo uso de una capacidad para mentir que ni siquiera sabía que podía poseer.
Sarah sonrió como si sus palabras le aliviaran de alguna manera, y luego tomó su mano para que siguieran juntos el camino a la cueva.
Cuando la pareja regresó a la casa de playa se encontraron con rostros muy animados, excepto uno que no parecía disimular en lo más mínimo su desagrado.
La jovencita de diecisiete años ayudó a su madre a servir los alimentos en la pequeña mesa, mientras cada uno ocupaba un asiento.
—Gracias—murmuró Sarah cuando se le fue colocado su plato.
Rin sonrió en respuesta, pero su sonrisa se notaba bastante falsa.
Todos bromearon y rieron durante la cena, y la jovencita se obligó a participar también de los chistes para no levantar sospechas. Aunque en el fondo su corazón se sentía triste, había pasado tan solo un día desde que las cosas con su hermano habían escalado a un nuevo nivel, pero los besos que compartieron no parecieron ser tan significativos para el mayor, ya que se mostraba muy contento al lado de aquella mujer.
—Olvide que tengo tarea—dijo la muchacha en voz baja, recogiendo su plato de la mesa.
—Es cierto, cariño. Mañana es lunes.
Rin asintió.
—Me retiraré a hacer mis deberes, que tengan buena noche—y con aquellas palabras cargadas de pesadez se dirigieron a la habitación que siempre ocupaba en sus visitas a aquella casa.
Sesshomaru observó atentamente cada uno de sus movimientos, con un profundo deseo de levantarse e ir tras ella. Quería borrar ese gesto de tristeza de su rostro y demostrarle de alguna manera que no había nadie más en su corazón.
Sarah pudo percatarse de aquella mirada de anhelo en los ojos de su pareja, haciendo una mueca de dolor.
A las diez de la noche, Sesshomaru y Sarah se encaminaron a la habitación que ocuparían en esa velada. Luego de que cada uno se diese un baño, se metieron debajo de las sabanas. La mujer decidió no intentar nada, no quería ser ella quien siempre lo buscara en la cama, así que se quedó muy quieta aguardando a que él tomara la iniciativa en esa jornada. Pero los minutos pasaron y nada sucedió, mientras Sarah se hacía la dormida, Sesshomaru se preguntaba si ya había pasado suficiente tiempo para levantarse e ir a la habitación de Rin. Necesitaba explicarle lo que sucedía.
Torpemente, después de unos minutos más de silencio y de aparentar dormir. Sesshomaru se levantó de la cama, antes de dirigirse a la puerta le dedicó una mirada exhaustiva a Sarah, como esperando detectar alguna señal de que estuviese despierta, pero la mujer lo pudo disimular muy bien.
Sarah se sentó en la cama dándose cuenta de que algo extraño sucedía, en esos instantes se preguntaba si realmente deseaba descubrirlo. Una parte de su ser, no quería enterarse de nada, pero la otra guardaba una pequeña esperanza de que simplemente fuesen imaginaciones suyas. En definitiva, no dejaría que la duda la carcomiera, así que se dispuso a seguir a su pareja.
Lo vio caminar por el pasillo con dirección a la habitación de su cuñada, segundos después de tocó a la puerta, pero se percató de que estaba abierta y entró inmediatamente por ella.
Sarah se acercó, sigilosa, y por una hendidura pudo ver como Rin lo empujó para que se marchara, mientras él trataba de decirle que la quería:
—Lo iba a hacer hoy, pero a papá se le ocurrió esta estúpida idea de venir a la playa. Él ya había invitado a Sarah, así que no pude hacer nada.
—Pues permíteme dudar de lo que dices, porque no te veo muy obligado al estar con ella—la chica retiró desdeñosamente la mano que el hombre había posado en su brazo.
—Las cosas no son así, Rin. Para mí solamente existe tú, ¿cuándo entenderás que te amo?
Aquellas palabras despertaron un palpitar extraño en dos corazones distintos. Rin lo miró sorprendida por la belleza de su declaración, mientras que Sarah sentía que aquel órgano tan importante se partía en dos. La mujer no pudo contener un sollozo, lo cual hizo que ambos voltearan en su dirección.
—Sarah—soltó Sesshomaru sin aliento.

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El placer de lo prohibido
FanficEl amor no siempre es aceptado, en algunas ocasiones, se convierte en algo prohibido que no debe ser experimento, sin embargo, el placer que se consigue en esas prohibiciones hace del amor algo mucho más intenso. Las circunstancias los convirtieron...