22. BÚSQUEDA DESESPERADA

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VARIAS HORAS ANTES

MÁLAGA, ESPAÑA

—Efectivamente. Las transferencias que Arya Rivero recibía de parte de Alberto Gallardo en su cuenta bancaria corresponden. No hay ninguna entrada inusual de dinero. Ya hemos revisado setenta veces siete. —aseguró Ortega.

—Y los depósitos directos marcados acá provienen de su trabajo en el campus.

Ella asintió.

—Lo que sigue resultándome extraño es que Alberto Gallardo nunca le haya dicho que era su benefactor. —expresó Morales. —¿Cuál era el problema de que el primo lejano adinerado de su padre pagara sus estudios y aportara económicamente en su vida? ¿Cuál era la necesidad de mantenerse en el anonimato?

Ahí, Laura sintió un temblor de duda por todo el cuerpo.

—¿Todo bien, Inspectora?

—Es que a mí también me resulta extraño, Morales. Tantos años en esta profesión me ha enseñado, entre otras cosas, que cuando alguien esconde parte de su historia, es porque atrás hay un secreto más turbio. —una risa misteriosa salió de sus labios.

—Será en el aspecto personal, porque ya hemos comprobado que en el profesional, el señor Gallardo está completamente limpio.

La Inspectora salió de atrás de su escritorio y comenzó a moverse alrededor de la oficina lentamente, pensativa y analítica.

—¡Lo tengo! —tras varios segundos, chasqueó los dedos. —¿Y si todo este tiempo hemos puesto el foco en el sitio incorrecto?

—¿En qué sentido?

—Hemos estado vinculando a Freddy Ordóñez con Arya Rivero, pero no hemos encontrado absolutamente nada extraño ni inusual en los datos que nos ha enviado Ponce. ¿Eso no te parece ilógico? ¿Qué tal que Rivero sea inocente y la verdadera cómplice de Ordóñez haya sido siempre Mathilda San Román? —presintiendo que había hecho una excelente deducción, afirmó las manos en su escritorio.

Morales empezó a considerarlo.

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SAN MIGUEL DE ALLENDE

‘Ya llegué a la fiesta, pa. Todo bien’ —Jorgito mandó el mensaje y se adentró más en el jardín de la casa de los Guerra.

Gracias a que los dieciocho estaban cerca y siendo que su papá le daba clases de manejo desde los catorce, a veces le prestaba el auto. Esta ocasión no fue la excepción y se suponía que iría a recoger a Luzmaría y a Danna en el vehículo, irían juntos a esa fiesta y después dejaría a cada una en la puerta de su casa sanas y salvas.

Solo que tras el extraño e inmenso pedido que habían recibido en la panadería familiar, Jorge padre le pidió que se quedara a ayudarlo justo cuando estaba a punto de ir a buscarlas, por lo que el deber llamó. Le avisó a Luzmaría por llamada y ella le dijo que no se preocupara, que el papá de Danna las llevaría.

Lo que no sabía era que le había mentido de nuevo y que, en realidad, tomaron un Uber para llegar. Para ponerle la cereza al pastel, cuando finalmente terminaron de preparar el pedido y estaba listo para arrancar el auto, se dio cuenta que tenía las cuatro llantas ponchadas y tuvieron que pedir asistencia. Sabiendo que eso haría que llegara aún más tarde a la fiesta, volvió a llamarla para avisarle, pero al recibir el buzón de voz, tuvo que mandarle un mensaje.

Ahora estaba allí sin sentir más las manos. Más bien, sentía que había trabajado para esta y siete vidas más. Así que lo único que quería era pasar un momento lindo con su novia y su amiga, pese a que se sentía un poco como pez fuera del agua, pues no era mucho de fiestas.

Impropia PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora