25. A TU LADO

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—Ma…—susurró en el teléfono, escaneando sus alrededores —ya estoy acá. He estado siguiéndola toda la mañana, como te prometí, y todo parece normal. —volvió a asomarse a la pared.

—¿Ya viste a tu hermana? —exaltada. —¿Y qué pasó? ¿Qué anda haciendo?

—Bueno, nada “extraño„. Por el momento. Está reunida en una cafetería con… un abogado, supongo, un señor bien formal y de traje. Al menos está haciendo algo prudente. —pensó eso último en voz alta.

—Ay, mi cielo… Me tiene bien preocupada eso que conversamos esta mañana de que no le dijiste a Val lo de la cárcel para asustarla nomás, sino que sí puede pasar. En verdad no quiero que vaya presa, así que menos mal que ya está asesorándose con un abogado.

—Sí. Eso sí, primero pasó por el edificio que me contaste, entró allí y después se fue de compras antes de venir a la cafetería… Espérate, un camarero acaba de acercárseles, pero… el caballero se puso de pie. Parece que ya se está yendo. —siguió informando mientras observaba la escena. —Igual, para que te quedes más tranquila, todo el día ha andado sola.

—¿Seguro seguro? ¿No se ha visto con nadie más, aparte del abogado?

—Nope. —aseguró. —Todo el tiempo sola; pegada al celular, pa’ variar, pero sola, que era lo que te tenía dudando. —miró su reloj y suspiró. —Ahora… discúlpame, ma, pero hay unos trámites de los que necesito ocuparme. Es mejor que me vaya. El chiste es que si Val realmente está trabajando de edecán, hoy día también lo tuvo libre.

—A ver, dime algo: tú, que debes estar más enterado de esto que yo, ¿piensas que puede salir tanta plata únicamente de ese trabajo?

Andrés hizo una mueca.

—La verdad… no. Pasa que hasta ahora, no he visto que esté haciendo nada raro, como te dije.

—Mmm… está bien, mi cielo. Muchísimas gracias, igual, por lo que hiciste. Te amo.

—¿Qué agradeces? Yo también. Nos vemos después. —colgó, sumamente pensativo.

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—Entonces… solo para que quede en claro…—hizo un paréntesis —me das tu palabra de que Arya Rivero JAMÁS consumió estupefacientes ilícitos ni formó parte de ese mundo de ninguna forma. —completamente atento a su testimonio, tomaba nota de todo.

—Mil por ciento. —aferrada a una taza de café. —Le repito que el único que estaba involucrado en eso se llamaba Freddy Ordóñez, pero no me pregunte hasta qué grado ni con qué tipo de estupefacientes traficaba, que no tengo idea. El chiste es que su plan era utilizar el carro que estaba alquilado a nombre de ARYA para cruzar esos narcóticos a Dubai.

Derrick suspiró, mirando su tablet mientras sostenía el lápiz óptico, pensativo.

—Pasa que el caso es bien complicado porque ella ya no está presente para narrar su versión de los hechos.

La castaña, algo ida, tragó fuerte.

—A lo mejor… preparar su defensa simulando que sí está pueda funcionar.

Él frunció el ceño.

—Es que no hay forma de hacer eso. Lo que sí te puedo decir es que voy a dedicarme a recolectar evidencias que demuestren su honradez.

—Vale. A ver, en cuanto haya hecho eso, igual y podemos volver a sentarnos y armar su declaración como si fuese ella misma dándola. —tuvo la necesidad de tragar fuerte de nuevo.

Supremamente extrañado, el abogado no pudo evitar quedarse analizándola.

—A v… a ver, ¿hay algo más de lo que yo necesite estar al tanto? Te aseguro que puedes confiar en mí, Mathilda, para eso estoy.

Impropia PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora