DÍA SIGUIENTE
—Ay, ya, no te burles más. —le dio un golpecito juguetón. —Ya entendí que no sirvo pa los deportes, pero, bueno, es la intención la que cuenta, óyeme. Por eso voy a ir para que tu mamá y tu hermanita vean cuánto valoro la hospitalidad y la amabilidad que están dándome, y eso que... pues, con Silvana, no nos hemos visto todavía y a Luzma, no la conozco ni ella a mí. Es más, me comprometo a ponerme a practicar duro desde ya para ir a ese partido y ser LA GOLEADORA del día. ¿Cómo la ves? —aseguró con gesto autosuficiente.
Sonriendo idiotizado, Andrés terminó de masajear su brazo herido y se alejó un poco.
—Siendo así, dame el honor de acompañarte a la cancha el día del partido. Lamentablemente, no voy a poder verlo porque tengo que trabajar, pero sí puedo ir a dejarte antes.
—¡Vale! Me encantaría. Y muchas gracias por ponerme ese coso. Sí me alivió bastante, la verdad. ¡Ahora sí sigamos viendo el álbum!
—Venga. Pero espera. —antes de agarrarlo nuevamente, se limpió la mano en la blusa de Arya.
—¡Oye! —protestó, alejándose.
—Es broma, ya me la había limpiado. —se rio. —Sigamos desde donde nos quedamos. —empezó a buscar. —¿Dónde era?
—Acá. —lo ayudó a pasar las páginas.
—Ah, sí, ahí era. Pues, estos son Diego y Valentín.
—Valentín es el nene que adoptaron tus papás, luego de tenerlos a ti y a Valentina, cuando pensaban que Silvana no iba a poder concebir de nuevo, ¿verdad? —lo señaló con una bonita y gran sonrisa.
—El mismo. Es divino. Uno de estos días, te puedo invitar a que lo conozcas y te juro que vas a quedar enamoradísima.
—Me encantaría. Se te nota que lo adoras y seguro que a mí me va a pasar lo mismo.
—¡Seguro que sí! —le devolvió la amplia sonrisa. —Y volviendo a tu tema, estaba pensando que mientras tú encuentras trabajadores que te ayuden acá, yo puedo venir los fines de semana que tenga libre a ayudarte a pintar, pulir y cosas así.
—¡¿En verdad me echarías la mano?! —su sonrisa se ensanchó.
—Claro. ¿Por qué no? ¿Quién dijo miedo?
—¡Nadie! —emocionada, se lanzó a abrazarlo. —Andrés, muchísimas gracias.
Él no dudó en responder a ese abrazo, sintiendo cómo su corazón parecía querer salírsele del pecho. Ni bien la castaña se separó, olvidó todo y la besó sorpresivamente.
El shock en Arya fue tal, que solo cuando sintió cómo le sujetaba la cara y buscaba un contacto más profundo atinó a darle un leve empujón para alejarlo.
—¿Qué te pasa, Andrés? Vas muy rápido. Así no. —pasmada.
—M… Mathi, te pido una disculpa. Neta no sé qué me pasó, no quise ser así de lanzado. Es que... te he estado esperando tantos años y pensé que a ti...
—No, a mí no me pasa lo mismo. —soltó por impulso. Incluso, consideró que su tono fue brusco en extremo, por lo que cerró los ojos con fuerza. —Perdona... quise decir que a mí ya no me pasa lo mismo.
Por más ternura que le generara (y hasta cierta lástima por la forma en que Mathilda lo había olvidado), estar metida en la piel de su mejor amiga tenía un límite -aunque no lo pareciera. Nunca siquiera pensaría en “continuar” con lo que ellos tuvieron en la infancia ni lo ilusionaría y menos que menos lo utilizaría.
Primero, porque eso no iba con su forma de ser. Segundo, porque ni Andrés ni nadie se merecía eso. Y último pero no menos importante, porque, como acababa de decirle, no le pasaba lo mismo.
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Impropia Piel
Fanfic𝘌𝘭 𝘢𝘣𝘢𝘯𝘥𝘰𝘯𝘰 𝘭𝘢𝘴 𝘶𝘯𝘪ó. 𝘓𝘢 𝘴𝘰𝘭𝘦𝘥𝘢𝘥 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘯𝘷𝘪𝘳𝘵𝘪ó 𝘦𝘯 𝘢𝘮𝘪𝘨𝘢𝘴. 𝘓𝘢𝘴 𝘮𝘢𝘭𝘢𝘴 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘴𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘳𝘰𝘯. Quisiera rebobinar y regresar a ese día. Ahora ya sabría qué hacer. Si hubiese se...