—¡Dante! —gritó.
Tras dar un brinco, él miró de reojo, para después suspirar. Dejó la herramienta que estaba utilizando a un lado y fue a su encuentro.
—¿Sí, don Felipe?
—¿Recuerdas qué te dije sobre lo que pasaría si te volvías a acercar a Ana Rosa?
—Perfectamente. —solemne, estiró sus brazos y puso una mano sobre la otra.
—¿Y entonces por qué acabo de verte con ella?
—La señora fue la que vino a buscarme.
—Y tú bien felizote que estabas. No vi que le pararas la mano en ningún momento.
—¿Pero es que cómo quiere que lo haga? ¿Cómo espera que le haga un desplante? Entiéndame. Es nuestra patrona.
—Pues, sí. Entiendo que te parece muy difícil. Así que la única alternativa que queda es hacer que deje de ser tu patrona.
—¿Q… qué quiere decir?
—Que vas a tener que irte del rancho también.
Ahí, Dante se rio de forma burlona.
—Perdone, pe…
—¡Perdone nada! No pienso seguir permitiendo que te pongas en peligro y nos pongas en peligro a todos los demás.
—A ver, me va a disculpar, pero usted no tiene autoridad alguna pa’ echarme. Los únicos que pueden hacerlo son don Gustavo, don Alberto, o de última, Diego. Con todo respeto, USTED no es más que un m… miserable peón como yo. —lo barrió con la mirada.
—¡Eres un maleducado y un irreverente! Podré ser un TRABAJADOR, pero no solo nunca le he faltado el respeto a nuestros compañeros, sino que estoy en un rango más alto que tú. ¡Así que en cuanto vuelva mi hijo, verás cómo te va a ir!
Dante se rio más alto esta vez.
—Como dije, Diego…—pensativo, hizo un gesto con la boca en tanto asentía —podría ser que sí, podría ser que sí tenga la autoridad pa’ ponerme de patitas en la calle. Ahora, que Ana Rosa se lo permita, es otra historia. ¿Cómo le parece?
—Nunca había sido más real aquella frase que dice: “cría cuervos y te sacarán los ojos”. ¡Lárgate! ¡Lárgate de mi vista! ¡Y después vas, agarras tus cosas y te DESAPARECES de mi casa!
Sin dejar la burla, el hombre regresó al trabajo.
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—Hola. ¿Nos permitiría un segundo, por favor?
El agente encaramado en un traje asintió, terminando de recoger unos documentos, los apiló y volvió a sus ocupaciones.
—Jefe, acá le traje la información que me mandó a conseguir de doña Ana Rosa. —llevaba una carpeta en sus manos.
—Habla.
—Ya confirmé que efectivamente, trabajó un tiempo en la joyería Casa Romana.
—¡Lo sabía! —triunfante y un poco alterado a la vez, caminó de vuelta a su escritorio. —Esa mujer me mintió en la cara.
—Pues, quizás porque nunca fue un trabajo fijo. —iba tras él. —Estuvo solo un par de meses como vendedora suplente y luego renunció. El robo ocurrió un mes después.
—¿Entonces por qué no me dijo eso? Sus palabras, textualmente, fueron: “nunca trabajé allí. Apliqué y fui a una entrevista, pero nunca me llamaron”. Por no mencionar que echó a la basura la información que me proporcionó su hermana; casi que la ridiculizó y…
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Impropia Piel
Fanfiction𝘌𝘭 𝘢𝘣𝘢𝘯𝘥𝘰𝘯𝘰 𝘭𝘢𝘴 𝘶𝘯𝘪ó. 𝘓𝘢 𝘴𝘰𝘭𝘦𝘥𝘢𝘥 𝘭𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘯𝘷𝘪𝘳𝘵𝘪ó 𝘦𝘯 𝘢𝘮𝘪𝘨𝘢𝘴. 𝘓𝘢𝘴 𝘮𝘢𝘭𝘢𝘴 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘴𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘳𝘰𝘯. Quisiera rebobinar y regresar a ese día. Ahora ya sabría qué hacer. Si hubiese se...