30. CELEBRACIÓN ESPECIAL

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—Bueno, yo creo que con esa última está bien para cerrar.

—¿Sí? —jugando con el click de la pluma, turnaba su mirada entre ella y la agenda en varios intervalos, queriendo “leerla” y ver si seguía enojada por la “imprudencia” que había cometido.

—Sí. —confirmó, sus ojos centrados en la pantalla del PC.

—Va. Gracias. —resignada, cerró la agenda y se la puso bajo el brazo, lista para retomar sus responsabilidades.

—Buen día. ¿Señora Paloma Burgos de Arias? —una tercera voz indagó de pronto.

—Soy yo. —ofreció una sonrisa amable sin dejar de ser alerta.

—Soy el Licenciado Pazcal. Vine a entregarle esto. —extendió una carpeta. —Es la petición de divorcio que le hace su esposo, el señor Óscar Arias.

La sonrisa de Paloma se borró enseguida, mientras sus manos tomaban lo que contenía el documento. A duras penas, pudo hacer un movimiento débil con la cabeza en señal de agradecimiento antes de que se retirara.

—S… siento muchísimo esto, Paloma. —dudó, pero terminó posando la mano delicadamente en su brazo en un gesto de consuelo.

—Está bien. Me lo pidió la otra noche antes de irse de la casa. Solo no… no me imaginé que no se esperara ni a instalarse bien en donde sea que se haya mudado. Se ve que está apurado por acabar con todo compromiso conmigo. —su mirada perdida, todo su cuerpo tembloroso.

—Si te puedo ayudar o apoyar de alguna forma, na’ más dímelo. —no podía evitar esa leve sensación de culpa.

—Este… te lo agradezco. —carraspeando sutilmente, dejó la petición en una repisa bajo el mostrador y se forzó a sonreír, aún teniendo la mirada totalmente nublada de lágrimas. —Voy a ir a continuar con mi trabajo. —tomó su carpeta tipo maletín y se alejó a toda velocidad ante la mirada apenada de la ginecóloga.

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—Osqui, ¿cómo va la producción? —aprovechó para preguntar cuando vio cómo estaba afirmado en una de las cercas.

Cri. Cri.

—¿Osqui?

Cri. Cri.

—¡Hey! —se colocó junto a él y le dio una palmada en la espalda. Finalmente consiguió hacer que reaccionara.

—Inge. D… Disculpe, ¿me decía algo?

—A ver, ¿qué tienes?

—Unos temas personales… que terminaron en separación con Paloma. Nos vamos a divorciar.

—Uy. —su expresión denotaba que había sido algo claramente inesperado para él. —Güey, los conozco de hace tantos años, que nunca me imaginé que esto pasaría justamente entre USTEDES. Lo siento mucho.

—Lo sé. Gracias. Yo tampoco me lo hubiera imaginado, pero… nada. Usted sabe muy bien que donde no hay confianza, no hay nada.

—Absolutamente. —presionando los labios hacia adentro, le puso una mano en el hombro, con la intención de mostrar consuelo. —La confianza es todo, y cuando se rompe, se vuelve nada. Oye, tómate el día suave y, si necesitas un hombro o un oído, acá estamos.

—Te lo agradezco mucho, jefe. Igualmente. —queriendo devolver el gesto, le palmeó el brazo.

Dejándole un asentimiento, Diego regresó a sus ocupaciones.

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—¡Patri! —ni bien verla entrar de vuelta en el hospital, corrió a su encuentro.

—¡Whoa! —divertida y sorprendida. —¿Qué pasó?

Impropia PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora