Adormilado

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"Mika."

Mikaela se despertó cuando sintió que su cuerpo era suavemente sacudido.

Lentamente abrió los ojos y levantó la parte superior de su cuerpo.

Estaba devuelta en su habitación y había sido despertado por su hermana.

Mientras su visión se adaptaba, abrió la boca y bostezo.

"¿Qué pasa?, preguntó luego de terminar de despertar.

"¿Cómo que pasa? Ya levántate."

Andrea lo miró y suspiró.

"Anoche llegaste bastante tarde, ¿sabes?"

"¿Lo hice?"

"Sí, lo hiciste. Te cubrí con mamá por haberme recogido la vez pasada que llegue ebria."

Con solo recordar eso, toda la somnolencia persistente en él desapareció.

"Gracias."

Finalmente dijo mientras se quitaba la manta de encima y salía de la cama.

En el momento en que pisó el piso, su pie se dobló y casi tropieza.

Andrea lo miró con extrañeza y Mikaela no era distinto.

Su cuerpo se sentía débil y cansado.

"¿Que estuviste haciendo hasta tan tarde en la calle?, preguntó Andrea con sospecha en su voz.

"...No mucho."

Mikaela, por muy obvias razones, no dijo nada.

Por otro lado, Andrea no indagó más y salieron juntos de la habitación.

Mikaela se desvió al baño y lavo sus dientes y cara.

Al bajar las escaleras fue hasta el comedor, donde sus padres y hermana ya estaban sentados.

"...¿Que?"

Esta era una vista rara vez vista.

Sus padres eran del tipo que llegaban tarde del trabajo y salían temprano de casa.

Al ser los jefes, se pensaría que ellos serían del tipo que entra y sale a la hora que quieran, pero ambos eran muy estrictos con sus horarios.

"Buenos días." Mikaela no lo pensó de mas y se sentó juntó a su madre.

Ella lo miró fijamente por unos segundos antes de devolverle el saludo y apartar la mirada.

El desayuno no tardó mucho en ser servido en la mesa.

"Mikaela."

Cuando Mikaela ya estaba a la mitad de su comida, la voz de su madre llamó su atención.

"¿Sí?"

"Tus exámenes empiezan la semana que viene, ¿no?"

"¿Sí?"

"En ese caso, jovencito, que tan feliz quiera pasar su cumpleaños dependerá de sus resultados."

Mikaela abrió ligeramente la boca.

Quería volver a la cama.

La mirada de su madre era una extraña mezcla de severidad y suavidad.

Mikaela desvió su mirada hacia su padre, quien sólo evitó su mirada mientras fingía comer.

"Mierda."

Después del desayuno, sus padres se ofrecieron a llevarlo a la escuela, pero Mikaela simplemente se negó.

Quería dormir un poco más.

A pesar de la amenaza de su madre respecto a sus exámenes y cumpleaños, Mikaela no estaba tan preocupado.

No porque sus notas fueran excelentes, de hecho eran bastante promedio, no eran bajas, pero estaban lejos de ser las mejores.

Simplemente no tenía tanta emoción por su cumpleaños como la había tenido en su infancia.

Como todo adolescente, Mikaela se volvió extraño y desinteresado en bastantes cosas.

Incluso su madre resistió el impulso de golpearlo por su actitud desinteresada en múltiples ocasiones.

Mikaela y Andrea quedaron solos en casa, algo que aún incómodo bastante a Mikaela.

"Bueno chico, me voy a dormir un poco más."

Andrea le dio una palmada en el hombro y se fue a su habitación.

Mikaela se quedó en silencio mientras la veía subir las escaleras, sus ojos deteniéndose más de lo necesario en la forma en que Andrea balanceaba sus caderas de un lado a otro cada vez que subía un escalón.

"Mierda, debo estar loco", se reprendió.

Sin mucha gana ni energía, se levantó de su asiento y subió también a su habitación.

Miró alrededor de su habitación, buscando su teléfono.

Cuando lo encontró, el aparato no solo estaba ridículamente caliente, sino que también estaba completamente muerto.

Mikaela dudó en si conectarlo, temiendo que la cosa explote.

Después de unos minutos de deliberación interna, puso a cargar el teléfono.

Miró el reloj, ya era casi su hora de entrada.

"De todas formas no llegaré a tiempo."

El primer periodo ya estaba perdido así que no se preocupó mucho y se tumbó en la cama para dormir más.

***

"Tus labios tiemblan cada vez que te beso, eres tan lindo."

Los labios de Mikaela fueron bañados de besos mientras una calida lengua entraba en su boca.

Su camisa fue desabrochada y se oyó una risita al ver que la clavícula de Mikaela estaba llena de chupetones.

"Parece que te divertiste con alguien antes."

No había molestia en su voz, solo divertida curiosidad.

"¿Quién fue la afortunada que te tuvo antes que yo?"

Mikaela no respondió, no había forma de lo que hiciera.

"Está bien, no tienes que responder."

Ella besó y dejo nuevas marcas sobre las ya existentes mientras sus manos tomaban las de Mikaela y las guiaban sobre su cuerpo.

"Tócame aquí."

Su voz era un dulce y meloso susurró que enviaba escalofríos por el cuerpo de Mikaela.

"Suave, no las aprietes tanto... Sí... ah... así... no te desesperes..."

Ella le acarició la parte de atrás de la cabeza mientras se sentaba a horcajadas sobre él.

"Puedes besarlas... pero se suave, no me iré a ningún lado... ¡hnng!.. cielos... te dije que fueras suave."

Como un pez que se duerme en la corriente, Mikaela simplemente se dejó llevar y siguió las instrucciones de Diana.

***

El recuerdo de la noche anterior que se reproducía en su sueño fue cortado cuando despertó.

Mirando el reloj, noto que solo durmió cerca de 45 minutos.

Ya con su energía recuperada, quedarse en la cama era molesto.

Ignorando el recuerdo que ahora estaba nuevamente fresco en su mente, salió de la cama.

Después de darse una ducha, se miró a sí mismo en el espejo.

Sus clavículas y pecho estaban llenas de chupetones, dejados por ambas mujeres en distintas noches.

"Al menos dejaron mi cuello intacto..."

Este pequeño consuelo fue suficiente para él. Sería un problema si su madre viera un chupeton en su cuello.

Se vistió con el uniforme de su escuela, desconectó su teléfono y salió de casa.

Pidió un taxi y fue rumbo a la escuela.

Tabú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora