Mikaela bostezó con fuerza mientras miraba con ojos cansados el techo.
Ya habían pasado algunas horas desde su incidente con su abuelo y su tío, y aunque estaba dispuesto a dormir despues de lo sucecido, le era bastante difícil hacerlo.
Frustrado y con los ojos muy abiertos en la oscuridad de su habitación. El viento afuera parecia burlarse de su desesperado intento de conciliar el sueño
"¿Cuándo se va a detener...?", murmuro para si mismo mientras se cubría el rostro con la almohada y contenía un gemido de angustia.
La ventisca del exterior se hacía cada vez mas fuerte y ruidosa, haciéndole imposible conciliar el sueño.
Se sentía atrapado en un ciclo de silencio y ruido perpetuo creado por la ventisca. Suspirando, se incorporo y se sentó en el borde de la cama.
Un escalofrío recorrió su espalda cuando sus pies descalzos tocaron la fría madera del suelo, con un suspiro tembloroso, apoyo los codos en sus rodillas y se froto el rostro con fuerza.
La oscuridad de la noche sólo acentuo la sensación de aislamiento, haciéndolo sentir una opresión en el pecho por la frustración y la falta de sueño.
Se levantó de la cama y se dirigió a la ventana.
En efecto.
"No puedo ver nada..."
Afuera, las sombras de las casas vecinas se difuminaban con la oscuridad, y la noche era constantemente interrumpida por el rugido de los fuertes vientos que soplaban con rencor contra el pueblo. Estos sonidos, aunque normalmente pacíficos, y algo relajentes para Mikaela, se volvieron especialmente molestos e insorportables en este momento.
Un repentino impulso asomó en la mente de Mikaela. "¿Y si abro la ventana...?"
No sonaba como una buena idea, pero con la curiosidad agitada, no habia espacio para la razón en la mente del joven.
Sin mas consideración, Mikaela abrió la ventana, solo para arrepentirse en cuestión de segundos.
Un viento tan frío que penetró en sus huesos y lo hizo temblar como un perro mojado entró rápidamente en la habitacion, éste viento helado traía consigo nieve y particulas de agua que golpearon su rostro con fuerza, y el ruido... el maldito ruido causado por el viento afuera era prácticamente ensordecedor.
Con un poco de dificultad, miró al cielo nocturno que estaba cubierto de un sinfín de nubes grises y oscuras, y no parecía haber ninguna señal de que la tormenta vaya a detenerse pronto, lo que desanimo a Mikaela.
El pueblo más allá de la ventana se mostró tan oscuro e inerte como antes.
Antes de que meta mas nieve a la habitacion, Mikaela cerró la ventana y fue a limpiarse la cara.
Ignorando, o tratando de ignorar el ruido del exterior, Mikaela salió de su habitacion y caminó hacia la sala, se sentó frente a la chimenea apagada y respiró el olor a madera quemada y ceniza, en cierta manera fue relajante.
Escuchó unos pasos que venían desde atrás, pero no le prestó atención.
"¿No puedes conciliar el sueño?", preguntó la familiar y ronca voz de abuelo.
Mikaela negó con la cabeza de espaldas a él.
"¿Y te sientas frente a la chimenea apagada por...?"
"No lo sé", respondió Mikaela. "Simplemente no podía quedarme en la cama."
"Ya veo."
Mikaela escuchó el ligero crujir del cuero del sillón detrás suyo, señal de que su abuelo tomo asiento.
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Tabú
RomanceLa noche cae y una mujer despechada y ebria encuentra consuelo físico y emocional en su hermano menor.