Esta vez no fue difícil encontrar al joven de cabello blanco.
Luego de comer algo, Mikaela salió de casa y caminó durante unos minutos antes de encontrarlo.
Necesitaba una opinión experta y que no lo juzgue por lo que le iba a preguntar.
"...¿Mi opinión?" Noah inclinó ligeramente la cabeza con confusión, haciendo que algunos de los mechones blancos cayeran sobre su rostro.
"Sí", confirmo Mikaela con seriedad.
"Bueno... la verdad, ¿qué quieres te diga?" Soltó una risa seca e incómoda. "Eso se ve como una mierda total..."
"Se como se ve, pero quiero que me digas que harías tú en mi lugar."
Los ojos árticos se encontraron con los ojos verdes durante varios segundos.
La mente de Noah estaba en un caos, a este ritmo se le iba a fundir algo importante.
¿Qué le digo...?
En opinión de Mikaela, el apuesto joven británico frente a él debería tener mucha experiencia con chicas y debería saber como manejarlas, por eso le había contado sobre su problemática relación con Diana y su reciente miedo.
Noah suspiró y apartó la mirada, sacó un cigarrillo y lo encendió antes de llevárselo a los labios.
Mikaela arrugó la nariz cuando el aire a su alrededor de llenó del olor acre del tabaco.
Mirando como inhalaba y soltaba el humo varias veces, Mikaela pensó que iba a decir algo importante-
"Bueno, yo no tengo idea."
"...¿Qué?"
Noah le dio otra profunda calada a su cigarrillo antes de repetirse.
"No tengo idea."
Mikaela se quedó perplejo.
"P-Pero... yo pensé que tú..."
"¿Qué te dije de tartamudear?"
Con otro suspiro, Noah negó con la cabeza.
La verdad es que el pensamiento de Mikaela estaba bastante lejos de la realidad.
Noah solo había tenido una novia en su vida, y a diferencia de que lo Mikaela podría pensar, fue a él a quién dejaron en depresión luego de la roptura.
Pero incluso así... La madre de su amigo... mierda.
Dándole un vistazo a la cara aun perpleja de Mikaela, Noah le dio otra calada más a su cigarrillo, era una sensación desagradable que quemaba su garganta al pasar, pero había encontrado una especie de calma en este desagradable gesto.
Noah trató de pensar en algo que decirle a este raro chico que lo había buscado, pero simplemente no encontró nada. Mirando hacía atrás, cuándo estaba en Inglaterra, lo habían dejado sin despedidss y sin una mísera explicación, simplemente desapareciendo.
Lo mismo que hizo Mikaela con Diana.
Un mueca amarga amenazó con florecer en sus pálidos y firmes labios, pero la compuso con su habitual sonrisa.
De alguna manera, Noah podía empatizar con Diana y su reciente estallido de cólera y tristeza en forma de mensajes.
Olvídalo, estaba casada y con un hijo de la edad del chico con el se metió.
"Dime" Noah sonrió ligeramente. "¿Te gusta alguien?"
"¿Ah?"
Mikaela se confundió, pero pensó seriamente en su pregunta.
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Tabú
RomanceLa noche cae y una mujer despechada y ebria encuentra consuelo físico y emocional en su hermano menor.