Mikaela presentó su carnet de estudiante en la entrada de la escuela e ingresó sin problemas.
Caminó tranquilamente por los familiares pasillos mientras sentía aun la pesadez de la noche anterior sobre su cuerpo.
Su mente ya estaba completa descansada, pero su cuerpo aún estaba rígido en algunas zonas.
Después de todo, lidiar con el lívido de una mujer dolida y frustrada que anhelaba el toque del género opuesto después de mucho tiempo era algo difícil para el inexperto Mikaela.
"...¿No es demasiado arriesgado hacerlo aquí?"
"No, te digo que todo esta vacío por estas horas."
La atención de Mikaela fue llamada por el murmullo de dos personas.
"...¿Pero, por qué en este lugar y en este momento? "
"Porqué saldré con otra persona después de clases."
"...Pero ya te había apartado"
"¿Cómo?"
"Lo se, por eso te traje aquí ahora, ¿No me digas que te acobardaste?"
"¡No! ¡Claro que no! Pero si nos llegan a descubrir..."
"No grites, tarado, y ya te dije que por esta hora no viene nadie aquí..."
Sus palabras fueron cortadas cuando la atención de ambos se fijo en Mikaela.
Él observaba a los estudiantes, de un año superior, notó por el color de sus corbatas, con una mirada curiosa.
Mikaela no reconoció al chico cuyo rostro ya estaba pálido y temblaba ligeramente, pero sí a la chica.
Al reconocerla, comprendió el contexto de la situación.
Juntó sus dedos pulgar e índice en forma de círculo y levantó los tres dedos restantes.
"No vi nada", dijo antes de girar sobre sus talones y seguir su camino.
"...¿E-Eh?"
"¿Ves? Él no vio nada, ahora deja ser un marica y ven aquí."
Mikaela los escuchó hablar, pero se negó a verlos y siguió su camino.
Al llegar a su salón, vio que el docente de la hora aún no se iba, Mikaela miró su reloj y vio que quedaban 3 minutos hasta el cambio de hora y materia.
Decidió que sería mejor esperar afuera y no interrumpir los últimos minutos de la clase.
Fiel al tiempo, tres minutos después sonó la alarma que anunciaba el cambio de hora.
El docente dentro del salón cerró su libro, tomó su portafolio y salió del salón.
Al salir se topó con Mikaela que estaba apoyado de manera ociosa contra la pared.
Al verlo, Mikaela se enderezó, sonrió de manera educada y saludó.
"Buenos días, Professeur Petit."
"Buenas tardes, Monsieur
Angelo", dijo poniendo especial énfasis en 'Tardes'.Mikaela solo pudo mantener su sonrisa ante esto.
Esperó a que el profesor se alejará un poco del salón para poder entrar.
Al entrar fue recibido por saludos tanto verbales como gestos de mano.
Mikaela era desinteresado y algunas veces callado, pero no un idiota, por lo que devolvió cada gesto y saludo.
Al llegar a su asiento, antes de sentarse, fue interceptado por Francis y Jean, sus amigos.
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Tabú
RomanceLa noche cae y una mujer despechada y ebria encuentra consuelo físico y emocional en su hermano menor.