Diario de Actividad de una Hermana Mayor.

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Luego de embarcar a Mikaela en el tren, me dirigí hacia mis padres con el corazón latiendo a mil.

Debo reconocer que actúe por mero impulso y dije lo primero que se me vino a la mente, pero una vez digerí mis propias palabras, me espanté.

¿De qué le iba a hablar?

"¿Andrea?"

La voz de papá llegó a mis oídos de repente, sacándome a la fuerza de mi ensoñación.

"¿Q-Qué..?"

Al parecer, llegué al auto sin darme cuenta.

Mamá estaba en el asiento del copiloto fingiendo estar calmada, pero la forma en la que sus dedos jugaban casi de manera ansiosa con el seguro de la puerta delataba sus nervios.

"¿Se fue bien?", preguntó papá, no tan ajeno al comportamiento de mamá.

Por otro lado... bien.

Su rostro perdiendo el color en tiempo real y sus ojos abriéndose con horror antes de que las puertas se cerraran en su cara seguía fresco en mi mente.

Se veía de todo menos bien.

"Sí, parecía contento de ir con Pépé."

Pero no podía decirles eso.

Ante mis palabras, el cuerpo de mamá se tensó ligeramente antes de volver a la normalidad.

Papá me sonrió torpemente, también notando su reacción, ya sea que él ignore esto o no, no podía estar segura.

Por un lado quería saber por qué a mamá no le gustaba que fuéramos a casa de Pépé hasta el punto de que dejó de llevarnos por años.

Muy, pero muy vagamente podía recordar a Mikaela con una férula en el brazo cuándo era pequeño, pero eso fue un accidente, no podía ser por eso.

***

A este ritmo se me va a caer el cabello.

Ya se que es mi culpa por haber dejado esto hasta el último, pero aun así no podía creer que fuera tanto lo que había que hacer.

Me dolían los ojos y los dedos de tanto ver la pantalla y de tanto teclear...

Si no llevara tanto avanzado, hubiera pagado a alguien para que lo haga por mi.

Malditos sean mis hábitos procrastinadores... no, no era del todo mi culpa, fue por ese imbecil con el que solía salir.

Casi siempre estábamos juntos paseando o haciendo cualquier cosa juntos... no, sí es mi culpa.

Incluso nuestra roptura fue mi culpa, si tan solo no hubiera fingido ser una santa qué luego va y se come a su hermano...

Ugh, no quiero recordar eso... ni en las veces que me toqué pensando en eso...

Solo eso hacía que mi estómago se revolviera y un calor extraño se alojara en la parte baja de mi vientre...

Estoy loca.

Luchando mucho por apartar a esos dos tipos de mi mente, miré la hora en la pantalla del portátil.

"Ya es tan tarde..."

¿Mikaela ya habrá llega-?

***

"Jaja.."

Miré con temor y nervios la pila de periódicos y libros que Amelia me dejó.

"¿S-Segura que es todo esto?", pregunté un poco esperanzada de que fuera una broma de mal gusto.

Tabú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora